¿Por qué nos enganchan las SERIES?
Se han convertido en el entretenimiento de esta época y los actores se apuntan a hacer ficción televisiva porque es lo que más demanda la audiencia. Las series han conseguido (incluso) que el fútbol pase a un segundo plano desenfocado.
De la misma manera que los seriales de radio fueron el entretenimiento de nuestras abuelas, las series lo son de nuestra época. El ritmo frenético de nuestro día a día es una de las claves (tal vez la principal) de su éxito. El poco tiempo del que disponemos al llegar a casa tras resolver los problemas del trabajo, del hogar y de la familia convierten los 40 minutos de media que dura un capítulo (30 si es comedia) en la recompensa del final de la jornada.
MOTIVOS DE LA PASIÓN
La falta de tiempo para poder ver una
película al día, unida a que la industria cinematográfica ha avanzado mucho y algunas series son verdaderas superproducciones con los mejores actores, directores y efectos especiales “hace que sea difícil resistirse”, apunta Cristina Martí-
nez, doctora en Sociología y profesora en el Centro Universitario ESCUNI.
De entre todos los motivos por los que nos gustan las series, según la socióloga, destacan dos. Por un lado, es un formato
“cómodo y rentable”. Nos obliga a aprender un conjunto relativamente pequeño de nombres y biografías de personajes, que serán los mismos y nos valdrán para muchas horas de entretenimiento. Además, el público está tranquilo sabiendo que si se pierde un episodio, no ocurre nada porque en el próximo se pondrá al día. “Por si fuera poco, las series ganan con la edad, ya que se va conociendo y tomando cariño a los protagonistas de una manera que es imposible con un formato más corto”, dice. Por otro lado, hay una dimensión social.
Las series están establecidas como un entretenimiento socialmente aceptado e incluso obligado. En las reuniones un tema recurrente es preguntar por la serie que estás siguiendo. “Esto genera todo un sentimiento de pertenencia. La gente puede definirse como ‘seguidor de Juego de tronos’, o decir ‘yo soy más de Narcos’, incluso llevar una camiseta, discutir por internet sobre los detalles de un capítulo o hasta dar el pésame a un amigo si su personaje favorito muere”, apunta Martínez.
PERFIL DEL ADICTO
Según la doctora en sociología, los
más fanáticos son los que tienen entre 25 y 45 años, y cuentas en Netflix, Movistar, HBO u otras plataformas similares. Pero (y ahí está otra clave del éxito de las ficciones televisivas) también puede ser seriéfilo un señor de 80 años que las ve en la TV normal o una chica de 17 que las visualiza en su móvil. Los españoles solemos consumir este producto siguien- do una pauta muy similar, según la plataforma Netflix. Tras terminar una serie, el 59 % de los usuarios hace una pausa, normalmente de unos 3 días, antes de empezar a ver una nueva. Durante ese descanso, más de la mitad (61 %) escoge ver una película para mantener viva la sensación de ‘hacer un maratón’.
EMPATIZAR O NO EMPATIZAR
Muchos espectadores se sienten atraidos por una serie o un personaje porque les ayuda a explorar situaciones totalmente ajenas a ellos y que nunca podrían experimentar de otro modo. “Los seres humanos -explica Martínez- no nos identificamos con los modelos que vemos en las series según características puramente físicas o directas, sino muchas veces emocionales e indirectas. Por ejemplo, entre los personajes de Friends, una chica puede sentirse identificada con Chendler (que es chico) porque ella también se inventa chistes malos. A veces, incluso nos sentimos identificados con los villanos que jamás querríamos ser en la vida real. Es importante que las series ofrezcan diversidad de modelos y que introduzcan con naturalidad perfiles que antes no se incluían ya que nuestro mundo es así de diverso”. Si todas las series trataran sobre nosotros mismos, serían un aburrimiento. Está claro: hace falta algo de evasión.
“A los protagonistas de una serie se les va conociendo y tomando cariño de una manera que es imposible con un formato más corto”