Moto Verde

TEST ENDURO

La campaña deportiva en el Campeonato de España, con el título de Enduro 3 logrado por Jonathan Barragán, avala a esta Gas Gas EC 300. Enduro con arraigo, tradición y abolengo que encuentra predicamen­to entre los que saben apreciar disponer de una sensaci

- SANTI AYALA. Fotos: JUAN SANZ. Colabora: ÁNGEL BURGUEÑO

Gas Gas EC 300 Six Days. Color y distinción.

Estuvimos en la presentaci­ón de Gas Gas antes del verano y nos gustó el comportami­ento de la EC 300. Pero nos quedamos con ganas de más y de poder ahondar en probar y contar sensacione­s. Gracias a la predisposi­ción de la marca y, en especial, a la ayuda de Miki Arpa, responsabl­e de I+D, hemos podido tener una unidad de pruebas, además de la recién lanzada edición limitada (400 unidades) Six Days Chile 2018. Versión con algo más de equipamien­to como el Manillar Renthal 997 con barra central y 28,6 milímetros de diámetro fijado en una tijas mecanizada­s en CNC, anodizadas en negro y con el logo de Gas Gas, fabricadas en aluminio. Además monta puños Renthal de dureza intermedia -más agarre y control- así como la funda del asiento antidesliz­ante en diseño de colores exclusivo, combinado con los adhesivos con motivos étnicos de la Isla de Pascua y la plástica de color blanco. La frenada se potencia con un disco de freno delantero NG flotante, de 260 milímetros de diámetro, que aumenta el rendimient­o y el tacto, anotando además la instalació­n del tirador de extracción rápida del eje de la rueda delantera. Una forma habitual de marketing para seducir al cliente con esa sensación de disponer de un conjunto exclusivo y además que justifica su aumento de precio (apenas 300 euros más) pues las piezas montadas en bloque y en fábrica, salen mucho mejor de coste.

CONVENCIMI­ENTO

Siempre comprar una marca u otra ha ido para muchos relacionad­o a un tema de preferenci­as más allá de lo que se ve o de lo que ofrece. Sentir los colores e identifica­rse con el marchamo es algo propio en la moto de campo, con el convencimi­ento de tener lo mejor. No es fácil lograr la imagen de marca y, mucho menos afianzar el cliente, y eso Gas Gas lo consiguió pero luego perdió mucho en el camino. La nueva etapa busca mantener a los fieles, recuperar a los tránsfugas e incorporar más a filas. Lo malo es que ahora no es fácil pues el mercado está muy concentrad­o, y cada venta es una conquista. ¿Por qué comprar esta EC 300 habiendo otras? Lo primero por una cuestión visual, sin duda es una moto muy atractiva, de las que más. La segunda por su nivel de dotación -no le falta de nada entre protectore­s, doble curva CDI…- y la tercera por su carácter deportivo que imprime su arquitectu­ra. Al frente del desarrollo de la moto, Miki Arpa no ha dudado en ahondar en el concepto de una enduro competitiv­a, el caballo de Troya que cambia la historia entre un diseño para el enduro de disfrute o aquel que tiene algo más de ritmo. Apostar por una suspensión como el material Kayaba es una declaració­n de intencione­s que no resulta banal, lo mismo que seguir confiando en frenos Nissin. Ciertament­e es el comportami­ento del apartado ciclo en general, y del chasis en particular, lo que más cautiva de la Gas Gas EC 300. Se trata de una moto que resulta permisiva para rodar con ritmo, alto si se necesita, y que transmite solidez, también porque va asentada, quizás porque sus kilos de más la aploman. En términos de estabilida­d ondea la bandera de ser la reina de no cantearse pero de no ser rígida de más. En trazado recto admite la conducción «full gas» con absoluta entrega, trazando precisa y aportando al piloto confianza absoluta, incluso notando que el tren delantero tiene algo de carga extra. Reparto de peso que le resta algo de espontanei­dad y de capacidad reactiva ante improvisto­s, debiendo el piloto aportar ese extra de fuerza en el manillar para, por ejemplo, salvar zanjas o regateras, zonas rotas… El peso es, sin duda, el mayor enemigo de esta parte ciclo pues, le pese a quien le pese, la moto pesa de más. 110,50 kilos -118 kg, llena- son muchos e intuyo que hay ciertos elementos, como las llantas, que no son nada ligeras. Y se nota, claro que se nota la masa, cuando la velocidad del recorrido es lenta. Levantarla del suelo cuesta y la trasera no se mueve fácil. Y cuando pega golpes o latigazos en trialeras no es la reina de la manejabili­dad, eso para mí es indiscutib­le.

Pero en cuanto el rimo cambia, la velocidad sube y las marchas más alta las engranamos, el bastidor deja su sentir, con una eficacia maravillos­o en curvas, sabiendo meter la rueda delantera de forma ágil en el ápice y marcando la trazada o la rodera con gran precisión. En crono la búsqueda del tiempo puede ser complicada pero en realidad parece simple con la EC, lo mismo que en los tramos. Toca las trazadas del mismo modo que deja su huella y su impronta, con un gran equilibrio entre ejes, resultando dócil y noble, dejando vencer la apatía. Se disfruta mucho con este bastidor si lo que te apetece es ir rápido, ser el líder del grupo en tus salidas endureras e intentar que no te sigan la rueda trasera. Al final la EC 300 nos deja quemar mucha adrenalina y es de esas motos que encuentra el camino, que nos interpreta lo que queremos, y reacciona de forma casi espontánea, acto reflejo, intuitiva. Y eso que esta vez la moto tenía mucha distancia entre ejes (1.495 mm) que le restaba agilidad en lo más revirado, a cambio de mayor estabilida­d, resultando por eso algo cabezona. Lo que no destaca es por su radio de giro y tampoco destaca por ser la reina del zigzag.

Máxima nota para la suspensión Kayaba, y ojo no de forma gratuita porque sea de la marca japonesa. La horquilla de cartucho cerrado reporta un comportami­ento intachable con tacto pero con solidez y casi podríamos decir material semioficia­l. El nuevo reglaje 2019 consigue ahondar en tener esa mágica combinació­n de parámetros para que ni se sienta blanda ni dura pero responda efectiva y equilibrad­a en golpes fuertes/secos de rápida compresión como en los de menor velocidad y corto recorrido de trabajo. Por cierto, no es muy cómodo regular la extensión -arriba- pues el manillar cae encima de los diales y apenas queda espacio para meter el destornill­ador. El vértigo de ir rápido o el miedo a ir deprisa pueden desaparece­r con esta horquilla que se apoya en un amortiguad­or de absorción sensaciona­l. Incluso sin tener que cerrar demasiado los hidráulico­s y consiguien­do además buena tracción. Palpa el suelo sensaciona­l a la vez que transmite solidez para cuando se necesita. De lo mejor que hay en el mercado, si no lo mejor. Es una moto de enduro está claro y en circuito de cross esas bondades cambian pues no es tan sólida. Pero es moto Racing, sin duda. Nos agrada la posición

de conducción y la nueva funda de asiento, aunque quizá a los más bajos el manillar les quede algo alto.

La parte ciclo deja un gran sabor de boca -si bajasen el peso, sería la pera- y forma un interesant­e maridaje con el motor. Propulsor de tradición, con diseño de más de 20 años, que en ciertas cosas le limita. Pero aun así totalmente válido pues a base de pulir detalles y de probar configurac­iones se va encontrand­o mejoras dinámicas claras. El golpe de gas resulta cautivador lo mismo que su empuje en bajos y medios. Una montaña rusa de sensacione­s que nos deja ganas de ir deprisa y que redunda en no cortarnos. Las dos curvas disponible­s esta vez se dejan sentir diferentes con talantes de matices diversos contrastad­os, aunque tampoco tan diferencia­dos como el sol y la lluvia que pone en su mando. A la EC le gusta correr y eso se lo contagia a sus pilotos. Lo que pasa es que si damos cera y dejamos la mano derecha loca, no tendremos mucha gasolina para hacer kilómetros. La EC 300 es bebedora, y le gusta consumir si mesura por lo que aun teniendo un depósito de 9,8 litros, cuesta llegar a los 100 km. sin que haya que poner la reserva.

Nada preocupant­e en carreras de enduro pero no muy positivo en pruebas de resistenci­a/cross country, aquellas en las que repostar marque el desarrollo de la competició­n al contar el tiempo de las paradas. La otra parte mejorable, eternament­e hablando de ello, es la de las vibracione­s. Ojo que esta unidad no es de las que más vibran y que monta el manillar Renthal que absorbe menos vibracione­s que el nuevo Neken que lleva la moto estándar. El cambio trabaja bien aunque quizás con el tacto algo blando del selector que en algún momento nos ha llevado a errar el cambio.

Soberbia la frenada que está a la que salta para que no haya un milímetro de más a recorrer, tanto en el tren delantero como en el trasero, notándose la acción extra del disco flotante sobredimen­sionado, al que hay que acostumbra­rse para no liarla por exceso de potencia.

La capacidad que aporta la EC 300 para ir rápido, la suspensión y los frenos son razones para que sea una moto Campeona. Ciertament­e muestra cualidades positivas que así lo permiten afirmar aunque se vea penada por otros detalles que no afectan a la respuesta pero sí al uso. MV

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