Por milésimas
La película de la carrera de Moto3 fue un continuo “thriller” y el mayor damnificado fue Bezzecchi, al que le tiró Gabri Rodrigo a la bajada de Lukey Heights. El italiano se quejaba de la presencia de “terceros pilotos” en la lucha por el título. Pero así es el Mundial. Martín también sufrió lo suyo, y dio por buena la quinta posición. Primero porque durante toda la carrera le marcaban que tenía que ceder una posición. Y él obedeció varias veces. Después, porque reconoció que “sentí mucho miedo en que alguno se pasase de frenada y me llevase puesto, sobre todo en la última vuelta”. El tercero en discordia, Di Giannontonio, se metió en la pomada gracias al segundo puesto a rebufo de un Albert Arenas que se la jugó en la última vuelta. Fue el único que creyó en la estrategia de tirar toda la última vuelta a fondo y aguantó a pesar del juego de rebufos en la recta. En el equipo hicieron una fantástica relación de cambio y él lo bordó. Cambió cuando tocaba y se acopló perfectamente en la KTM, a pesar de no ser uno de los pequeños de la categoría. Y así de contento se mostraba: “Sin estrategias, ni forma de leer la carrera. Sabía que podía hacer primero toda la vuelta y luego me he acoplado con todas mis fuerzas y he rezado para que no me pasaran”. La victoria de Moto2 también se decidió por milésimas entre los últimos campeones de Moto3. Mir preparó muy bien la entrada en recta para tratar de ganar por rebufo a Binder, pero se quedó a 36 milésimas, precisamente su dorsal… El balear volvía a un podio al que no se subía desde Alemania y le daba una inyección de moral. “Cuando las cosas no salen saltan las alarmas y a veces tampoco hay que alarmarse tanto. Es cuestión de tiempo de que todo vuelva a su sitio”. La lucha por el podio fue también de dos españoles, Vierge y Fernández, y ambos tenían motivos para sonreír. El primero porque salía por fin del hoyo que le metió su lesión en la mano derecha, y el segundo logró el mejor resultado de su vida a pesar de perder el podio por solo 8 milésimas. Los que no aparecieron fueron los dos contendientes al título. Bagnaia no se sintió cómodo con la Kalex desde el viernes, sin apenas agarre por culpa de las bajas temperaturas y en carrera se quejó del neumático. Aunque hizo una carrera inteligente, sin arriesgar más de la cuenta y siempre vigilando a su rival. Menos excusa tuvo Oliveira, que perdió la oportunidad de recortar muchos puntos al líder. En su caso el problema estuvo en el tren delantero y ni siquiera siguiendo la línea del ganador Binder pudo solucionarlo.