PEGASO PANAMERICANA: EL DOMINICANO II
En solo cuatro ediciones, la Carrera Panamericana se convirtió en una competición legendaria donde acudían las principales marcas de automóviles. En la quinta, en 1954, estuvo presente Pegaso, aunque no oficialmente, pues no existían relaciones diplomáticas entre España y Méjico. Fue necesario contar con el respaldo (y patrocinio) del general Trujillo, de República Dominicana. Esa es la razón de que el único Pegaso Z-102 participante fuera bautizado con el exótico nombre de «El Dominicano». En el inicio de la competición, llegó a marchar 4ë absoluto. Pero en la cuarta etapa, en una fatídica curva, el piloto Joaquín Palacio tuvo un accidente cuando rodaba a más de 200 km/h. El Pegaso salió despedido, volcó y allí acabaron las esperanzas del equipo español. Al año siguiente la carrera fue suspendida definitivamente.
Pero, ¿y si también hubiera habido una Panamericana en 1955? ¿Habría vuelto Pegaso?
Imaginemos¼ Sabemos que Trujillo ya había anunciado su intención de volver a respaldar a Pegaso. Por otra parte, el accidente de Palacio habría hecho ref lexionar a Wifredo Ricart. Optaría por competir con un coche cerrado por cuestiones de seguridad, además de obligar a montar cinturones como ya llevaban los norteamericanos. Lo más probable es que hubiera recurrido a una de las dos berlinettas Touring «Panamericana» que se habían construido expresamente para aquella carrera de 1953, y que por cuestión de tiempo para terminarlas se quedaron en España.
Eran coches ya equipados con todo lo necesario para la tortuosa y larga prueba, incluyendo un gran depósito de gasolina con toma de llenado en el techo, un espacioso maletero con portón donde alojar las dos ruedas de repuesto y un parabrisas protegido por varillas metálicas contra los zopilotes (1). Para esta hipotética participación de 1955, el Z102 equiparía una versión afinada del motor que en 1954, pero, en esencia, el mismo bloque: el V8 de 3,2 litros con compresor y dos carburadores de dos cuerpos. Además, atendiendo a la experiencia adquirida en 1954, estaría preparado para utilizar la gasolina Super-Mexolina de 80 octanos, que, a pesar de su baja calidad, era el combustible obligatorio en la carrera. No es descabellado pensar que podría rendir 250 CV. Como precaución adicional, se reforzarían también el techo y la amortiguación, a pesar de que en Méjico, en 1954, habían visto unos carteles advirtiendo respecto a los trucajes (2).
De nuevo, el piloto sería Joaquín Palacio y el copiloto, Celso Fernández. Al llegar a Méjico, se rotularía la carrocería, pero esta vez con el apelativo «El Dominicano II». Por qué no, incluso volverían a alquilar la ranchera Mercury de «servicio». Por fin, un imaginario día de noviembre de 1955, se daría la salida en Tuxtla Gutierrez. Uno a uno, los coches «demarrarían» y se perderían en el estrecho pasillo que solía formar el público agolpado en los bordes de la carretera y ante el que los pilotos rezaban para que se fuera abriendo a medida que avanzaban (3).
Durante ocho días recorrerían Méjico de sur a norte por carreteras de largas rectas y traicioneras curvas, hasta Ciudad Juárez, junto a la frontera con EE.UU. Y ¿cuál podría haber sido el resultado? Probablemente habría ganado uno de los imbatibles Mercedes SLR (con techo) que el ingeniero Uhlenhaut había preparado expresamente. Pero seguro que el Pegaso se habría defendido bien.
Volviendo al mundo real, aquí lo he representado con el aspecto y decoración que, en mi opinión, habría podido tener (4). Aquellas dos berlinetas Panamericana de 1953 que no viajaron a Méjico, una vez terminadas, participaron en competiciones nacionales durante unos años y, finalmente, a la número 0-0152 la dotaron de una nueva y más discreta carrocería; la segunda, número 0-0151, parece ser que se conserva sin restaurar en algún lugar del sureste español. mc (1) -Buitres, en Méjico. (2) -«Unicamente carros estrictamente standard serán admitidos en esta carrera (¼) Standard quiere decir que no tienen modificación de ninguna clase (¼) no pretenda hacer ninguna pequeña modificación porque esto es antideportista, deshonesto y además lo vamos a atrapar a usted al final (Comisión Técnica)».
(3) -Este peligroso juego había causado ya muertes y contribuyó a la suspensión del evento en 1955.
(4) -El propio Celso Fernández me confirmó estos colores del spider de 1954.
DESPUÉS DEL ACCIDENTE DE PALACIO, LO MÁS SEGURO HUBIESE SIDO PARTICIPAR EN 1955 CON LA BERLINETA