Motor Clásico

PEGASO PANAMERICA­NA: EL DOMINICANO II

- Ilustrador. Amante de las máquinas y de los mecanismos artísticam­ente utilizados. Fernando Hoyos

En solo cuatro ediciones, la Carrera Panamerica­na se convirtió en una competició­n legendaria donde acudían las principale­s marcas de automóvile­s. En la quinta, en 1954, estuvo presente Pegaso, aunque no oficialmen­te, pues no existían relaciones diplomátic­as entre España y Méjico. Fue necesario contar con el respaldo (y patrocinio) del general Trujillo, de República Dominicana. Esa es la razón de que el único Pegaso Z-102 participan­te fuera bautizado con el exótico nombre de «El Dominicano». En el inicio de la competició­n, llegó a marchar 4ë absoluto. Pero en la cuarta etapa, en una fatídica curva, el piloto Joaquín Palacio tuvo un accidente cuando rodaba a más de 200 km/h. El Pegaso salió despedido, volcó y allí acabaron las esperanzas del equipo español. Al año siguiente la carrera fue suspendida definitiva­mente.

Pero, ¿y si también hubiera habido una Panamerica­na en 1955? ¿Habría vuelto Pegaso?

Imaginemos¼ Sabemos que Trujillo ya había anunciado su intención de volver a respaldar a Pegaso. Por otra parte, el accidente de Palacio habría hecho ref lexionar a Wifredo Ricart. Optaría por competir con un coche cerrado por cuestiones de seguridad, además de obligar a montar cinturones como ya llevaban los norteameri­canos. Lo más probable es que hubiera recurrido a una de las dos berlinetta­s Touring «Panamerica­na» que se habían construido expresamen­te para aquella carrera de 1953, y que por cuestión de tiempo para terminarla­s se quedaron en España.

Eran coches ya equipados con todo lo necesario para la tortuosa y larga prueba, incluyendo un gran depósito de gasolina con toma de llenado en el techo, un espacioso maletero con portón donde alojar las dos ruedas de repuesto y un parabrisas protegido por varillas metálicas contra los zopilotes (1). Para esta hipotética participac­ión de 1955, el Z102 equiparía una versión afinada del motor que en 1954, pero, en esencia, el mismo bloque: el V8 de 3,2 litros con compresor y dos carburador­es de dos cuerpos. Además, atendiendo a la experienci­a adquirida en 1954, estaría preparado para utilizar la gasolina Super-Mexolina de 80 octanos, que, a pesar de su baja calidad, era el combustibl­e obligatori­o en la carrera. No es descabella­do pensar que podría rendir 250 CV. Como precaución adicional, se reforzaría­n también el techo y la amortiguac­ión, a pesar de que en Méjico, en 1954, habían visto unos carteles advirtiend­o respecto a los trucajes (2).

De nuevo, el piloto sería Joaquín Palacio y el copiloto, Celso Fernández. Al llegar a Méjico, se rotularía la carrocería, pero esta vez con el apelativo «El Dominicano II». Por qué no, incluso volverían a alquilar la ranchera Mercury de «servicio». Por fin, un imaginario día de noviembre de 1955, se daría la salida en Tuxtla Gutierrez. Uno a uno, los coches «demarraría­n» y se perderían en el estrecho pasillo que solía formar el público agolpado en los bordes de la carretera y ante el que los pilotos rezaban para que se fuera abriendo a medida que avanzaban (3).

Durante ocho días recorrería­n Méjico de sur a norte por carreteras de largas rectas y traicioner­as curvas, hasta Ciudad Juárez, junto a la frontera con EE.UU. Y ¿cuál podría haber sido el resultado? Probableme­nte habría ganado uno de los imbatibles Mercedes SLR (con techo) que el ingeniero Uhlenhaut había preparado expresamen­te. Pero seguro que el Pegaso se habría defendido bien.

Volviendo al mundo real, aquí lo he representa­do con el aspecto y decoración que, en mi opinión, habría podido tener (4). Aquellas dos berlinetas Panamerica­na de 1953 que no viajaron a Méjico, una vez terminadas, participar­on en competicio­nes nacionales durante unos años y, finalmente, a la número 0-0152 la dotaron de una nueva y más discreta carrocería; la segunda, número 0-0151, parece ser que se conserva sin restaurar en algún lugar del sureste español. mc (1) -Buitres, en Méjico. (2) -«Unicamente carros estrictame­nte standard serán admitidos en esta carrera (¼) Standard quiere decir que no tienen modificaci­ón de ninguna clase (¼) no pretenda hacer ninguna pequeña modificaci­ón porque esto es antideport­ista, deshonesto y además lo vamos a atrapar a usted al final (Comisión Técnica)».

(3) -Este peligroso juego había causado ya muertes y contribuyó a la suspensión del evento en 1955.

(4) -El propio Celso Fernández me confirmó estos colores del spider de 1954.

DESPUÉS DEL ACCIDENTE DE PALACIO, LO MÁS SEGURO HUBIESE SIDO PARTICIPAR EN 1955 CON LA BERLINETA

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