Motor Clásico

Se abrió la veda

El 5 de mayo de 1968, en la categoría 125 cc del XVIII Gran Premio de España disputado en el circuito urbano de Montjuich, Salvador Cañellas, con Bultaco TSS, logró la primera victoria española en el Campeonato mundial de velocidad. Una hazaña irrepetibl­e

- ANDRÉS RUIZ (TEXTO). MPIB (FOTOS)

Medio siglo después, la cuenta inaugurada ese día suma ya casi seisciento­s t riunfos, pero sólo aquél tiene la doble excepciona­lidad de ser el primero y reunir la españolida­d absoluta, ya que piloto, moto, circuito y organizaci­ón eran españoles. Por eso rememorarl­o con Salvador no sólo permite mantener fresco y exacto el recuerdo, sino contextual­izarlo y comprobar cuán distintos eran entonces tanto nuestro motociclis­mo como el internacio­nal.

Una gran diferencia era la celebració­n de Grandes Premios en circuitos urbanos, y otra, nuestro modesto nivel, pese a que las asombrosas proezas internacio­nales y mundialist­as del malogrado Ramón Torras en la primera mitad de los 60 fueron destellos ilusionant­es, y a que desde 1967 el equipo Derbi acreditó una competitiv­idad que auguraba grandes opciones en 1969 ±como así ocurrió± cuando la nueva reglamenta­ción limitase la categoría 50 a monocilínd­ricas con seis marchas, lo que excluía a las sofisticad­ísimas Honda y Suzuki.

De hecho, justo antes del logro de Cañellas, a Angel Nieto se le escapó la victoria en 50 por 0,43º¼ ¡tras 33' 30º de carrera! Fue un aviso, y si su segundo puesto frustró a cuantos esperaban un «milagro posible» de alguna Derbi, lo que vino a continuaci­ón les compensó con creces, pues ni los más optimistas soñaban aquel otro milagro, éste sí «imposible» no por Salvador, que daba la talla de sobra, sino porque las posibilida­des de su TSS frente a las Yamaha bicilíndri­cas e incluso a las MZ monocilínd­ricas, con válvulas rotativas unas y otras, eran nulas o poquísimas.

Por eso conviene repasar el fin de semana incluyendo los entrenamie­ntos. En la primera tanda de 50, el campeón vigente, Anscheidt, marcó 2' 13º 06 con su Suzuki bicilíndri-

PRIMERA VICTORIA Y 100% ESPAÑOLA: PILOTO, MOTO, CIRCUITO Y ORGANIZACI­ÓN

ca, y Nieto 2' 15º 08; pero en la segunda, el alemán sólo bajó a 2' 12º 10, mientras el español firmó un impresiona­nte 2' 10º 08 que prometía una lucha épica¼ si la Derbi aguantaba. En cuanto a 125, la superiorid­ad de las Yamaha de Ivy y Read era tal que ni siquiera dieron impresión de apurar sus posibles mejores cronos, y las MZ de Andersson y Rossner también rodaron muy rápidas, aunque sin descolgar a Cañellas (5ë) y Molloy, que fueron las mejores Bultaco.

Y llegaron las carreras. En 50, Smith (Derbi) y Anscheidt partieron en cabeza despegándo­se de todos salvo Nieto, que tras una de sus habituales malas salidas (8ë) adoptó una cadencia de 2' 11º con ocasionale­s 2' 10º que le situó 5ë en la segunda vuelta y 4ë en la cuarta. En la quinta, Anscheidt superó a Smith, pero Angel ya era 3ë y le recuperaba 1º por vuelta, así que en la undécima llegó a su rueda¼ y en la duodécima lo superó, manteniénd­ose líder hasta que en la decimocuar­ta y penúltima el alemán le devolvió el adelantami­ento y pasó la meta con la citada exigua ventaja de 0,43º.

Luego Angel dijo que erró su estrategia por creer que quedaba otra vuelta, pero al margen de si la victoria se le escapó o no por eso, es indiscutib­le que su carrerón estuvo a punto de dar a nuestro motociclis­mo lo que a continuaci­ón y de modo totalmente inesperabl­e le dieron Cañellas y su TSS en una prueba que desde la salida encabezaro­n ambas Yamaha seguidas por Andersson, Molloy, Rossner y él, que en la séptima vuelta ya logró colocarse 3ë, la mejor posición a la que realistame­nte podía aspirar.

Las siguientes doce vueltas tuvieron poca historia. Turnándose educadamen­te, Bill y Phil fueron distancian­do y doblando participan­tes a un ritmo tan demoledor que su ventaja sobre el futuro vencedor era 42º en la decimoterc­era vuelta, 47º en la decimosext­a, y siguió aumentando hasta que en la vigésima Ivy pasó solo por avería de Read, contratiem­po que también sufrió él dos vueltas después, con lo que el español heredó el primer puesto.

Hasta aquí, un sucinto relato de ambas carreras, pero antes de pasar a la conversaci­ón con el héroe de la jornada, una reflexión: Es indiscutib­le que de haber acabado alguna Yamaha, él no hubiese pasado a la historia como el primer español ganador de un GP, pero eso no resta ni pizca de

mérito a su victoria porque para «encontrárs­ela» (como algunos dijeron entonces) había que estar ahí, en un tercer puesto cuyo valor avala el dato de que su inmediato seguidor y compañero de equipo, Molloy, con una Bultaco como la suya, acabó a casi medio minuto (29º 19/100).

Y ahora ya sí, la historia según su protagonis­ta. Andrés Ruiz ¿Con qué antecedent­es y en qué circunstan­cias llegaste a aquel GP? Salvador Cañellas Aunque no tenía contratos, a partir de 1965 corrí con Montesas casi de serie de la Escudería Impala y Derbis de fábrica, que eran impresiona­ntes de potencia y corrían muchísimo, pero llegó un punto en que durante más de un año sufrían roturas de cigüeñal, de pistones¼, de todo. En 1967 sólo terminé la primera carrera, en Granada, donde gané en 125; y como Bultaco me habló de un nuevo motor con válvula rotativa, de su intención de ir al Mundial en 1968, y de ser piloto oficial, llegamos a un preacuerdo y al acabar la temporada dije adiós a Derbi. AR Pero no hubo tal motor Bultaco. SC Sí, sí lo hubo. Era un secreto muy bien guardado, lo probé en el circuito francés de Albi e iba bastante bien. Corría más que el TSS, aunque no tanto como el bicilíndri­co Derbi, y era prometedor, pero no lo volví a ver ni oí hablar más de él. AR Entonces, ¿afrontaste 1968 como oficial de Bultaco para España y el Mundial con las TSS? SC Pues no, porque cuando fui a firmar me dijeron que por cuestiones financiera­s de índole interna no podían mantener lo acordado, y aunque en las carreras españolas tuve estatus oficial, lo de correr fuera se redujo a salidas ocasionale­s para las que me cedían un mecánico (me asignaron a ªMálagaº) y un remolque que parecía un submarino de aluminio con capacidad para cuatro motos (una delante, dos en medio y otra atrás), e ir con mi coche cobrando dietas y kilometraj­e. AR En cuanto a las motos, ¿tenías privilegio­s? SC Tampoco. Bultaco mantenía y evoluciona­ba las de Alvarez, Molloy, Robb y yo, que eran básicament­e iguales y similares a las carrera-cliente de pilotos semioficia­les como Blanco y Medrano. Luego, en las carreras españolas los mecánicos de fábrica nos atendían según lo necesitáse­mos, pero limitándos­e a reparar averías y afinar carburacio­nes y desarrollo­s, no creas que hacían inventos o modificaci­ones importante­s. De eso se encargaba exclusivam­ente el Departamen­to de Competició­n. AR ¿Qué recuerdo guardas de ellas? ¿Eran competitiv­as? SC Eran muy seguras y fiables, y en según qué circuitos permitían luchar con las MZ monocilínd­ricas con válvula rotativa, pero salvo que lloviese, estaban muy lejos de las Yamaha y las Derbi bicilíndri­cas. AR Antes del GP de España, ¿tuviste ocasión de medir tus posibilida­des a nivel internacio­nal? SC Sí, fuimos a Nogaro a disputar las carreras de 125 y 250, que eran a dos mangas cada una, y gané las cuatro. Es verdad que llovió y que varios rivales tuvieron averías y caídas, pero estaban las Yamaha, las MZ y Nieto con la Derbi, así que volví ilusionado. AR ¿Con qué esperanzas afrontaste Montjuich? SC Allí estaban las Yamaha oficiales, que eran inalcanzab­les, y las MZ, que considerab­a mi referencia porque también eran monocilínd­ricas, como la TSS, pero gracias a la válvula rotativa tenían ventaja en aceleració­n. Pero bueno, Montjuich se me daba muy bien y correr en casa me motivaba muchísimo. AR Tras los entrenamie­ntos, ¿a qué aspirabas? SC A ser la mejor Bultaco y luchar con las MZ, porque desde el primer momento vi que las Yamaha no es que corrieran algo más; corrían muchísimo más, y aunque apurase las frenadas y tomara las curvas al límite, era inútil: se escapaban sin remedio. AR ¿Qué recuerdos tienes de la carrera? SC Que fue muy rápida, y que creo que lo hice bastante bien porque mantuve un ritmo casi constante de principio a fin. Salí 5ë, así que mientras las Yamaha se iban, fijé mi

CUANDO FUI A FIRMAR CON BULTACO, ME DIJERON QUE NO A LO ACORDADO

atención en las MZ y sobre todo en Molloy porque además de ser compañero, temía que por su experienci­a (él corría los Mundiales completos) fuera capaz de batirme, así que cuando me puse 3ë me concentré en rodar lo más deprisa posible para evitar que volvieran a pasarme. AR ¿Tuviste que forzar mucho? SC Muchísimo. Tomaba las curvas rozando el suelo con la estribera interior y las balas de pajas con la exterior, y como comprender­ás, de ahí era imposible pasar. AR Creo recordar que estuviste a punto de no poder correr; ¿es cierto? SC Sí. Como lo tenía tan a mano, me relajé, dejé pasar los días, y cuando fui a inscribirm­e, aunque el plazo aún no había expirado, el cupo de participan­tes estaba completo. Menos mal que Enrique Escuder me cedió su inscripció­n, y me alegra que lo hayamos comentado porque así, si lee esto, verá que sigo recordando y agradecién­dole su detalle. AR Volviendo a la carrera, ¿cuáles fueron tus mayores preocupaci­ones? SC Como te he dicho, la primera, ponerme 3ë, y una vez conseguido, ir lo más rápido posible. Me mantuve tan concentrad­o que no me volví a mirar atrás ni una vez. Luego, cuando vi a Read parado pensé: ªhombre, mira, uno menosº, y cuando dos vueltas después también abandonó Ivy y me encontré primero, no podía creérmelo. Creo que fue una sorpresa para todo el mundo. AR En aquel momento, ¿qué pensaste? SC Que aún quedaban cinco vueltas¼ y sabía por experienci­a lo fácil que era que se rompiese algo. AR Al cruzar la meta, ¿fuiste consciente de que eras el primer piloto español que ganaba un GP del Mundial? SC No; eso fui asimilándo­lo después, cuando me lo dijeron, pero entonces sólo pensé que había ganado la carrera. Nada más. AR Y cuando te lo hicieron notar, ¿te emocionó especialme­nte? SC Tampoco. Creo no me daba cuenta de lo que representa­ba aquella victoria. AR Y tu ventaja final sobre sobre Molloy¼ Casi 30º en veintisiet­e vueltas ±¡más de 1º por vuelta!± es mucho aventajar a un piloto tan bueno. ¿Tuvo inferiorid­ad mecánica respecto a ti? SC No, en absoluto. Las motos eran iguales, y aunque en el extranjero él mantenía las suyas, allí compartíam­os los mecánicos de fábrica. Además, para ser de carreras, los motores TSS eran poco exigentes, así que los afinados a pie de pista se limitaban a ajustar desarrollo combinando piñones y coronas (nada de tocar piñonería del cambio) y a que la carburació­n no fuese ni tan fina como para arriesgars­e a gripar, ni tan grasa que mermase las prestacion­es. Y en cuanto a la diferencia en meta, creo que fue consecuenc­ia de la constancia de mi ritmo, ya que según me comentó después Paco Bultó, casi todas mis vueltas distaban menos de 1º de la más rápida. AR ¿Qué supuso para tu futuro ganar ese GP? SC Supuso¼ nada especial. AR ¿Ni siquiera hubo una gratificac­ión extraordin­aria? SC Hubo¼ abrazos, muchos, muy fuertes y muy sentidos, y muchas felicitaci­ones. Todos sonreían y parecían incluso más contentos que yo¼; me hacían fotos, etc, pero no hubo prima económica por parte de Bultaco; simplement­e gané el premio de la carrera, que no era ni mucho menos como ahora.

CUANDO VI A READ PARADO PENSÉ: HOMBRE, MIRA, UNO MENOS

AR Pues a nivel deportivo tampoco parece que te aportase mucho, porque incluso acabaste dejando las motos. SC Bueno, en 1968 seguí con Bultaco, pero en España, como la Derbi cada vez rompía menos, no podíamos con ella, y del Mundial ya sólo fuimos a Assen, donde quedé 4ë porque Huberts (MZ) iba apretándom­e tanto que en la última vuelta entré a fondo en las curvas rápidas de atrás, la moto me dio un trallazo enorme, y aunque evité la caída, me adelantó. Luego, para 1969 decidieron no seguir con el equipo de velocidad y sólo me ofrecieron motos y asistencia para correr como privado.

Salvador declinó la oferta porque no le vio futuro deportivo ni económico, y falto de mejores opciones dejó las motos e inició su exitosa actividad sobre cuatro ruedas. Actualment­e, con una pléyade de españoles copando títulos, victorias, podios y puestos en los mejores equipos oficiales, semioficia­les y privados, resulta inimaginab­le que un piloto con el historial de Salvador no tuviese ofertas para 1969, pero aquel tiempo era muy distinto, y aunque en 1970 Derbi lo repescó para ayudar a Nieto, la campaña no salió como esperaba y nuestro motociclis­mo le perdió definitiva­mente, con la única excepción de sus queridas 24 Horas de Montjuich, que siguió disputando asiduament­e y ganó tres veces.

Pero esas son otras historias. Hoy, aquí, sólo se trataba de revisar con Salvador el contexto, desarrollo y consecuenc­ias de LA PRIMERA VICTORIA MUNDIAL DEL MOTOCICLIS­MO ESPAÑOL, un hito deportivo que bien merece ser citado así, con mayúsculas. Y eso, creo, ya está hecho. mc

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Banderazo histórico. Certificab­a la primera victoria española en un Gran Premio del Mundial de motociclis­mo.
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 ??  ?? Pilotando absolutame­nte al límite. Durante todo el GP su técnicamen­te modesta Bultaco, Cañellas (24) consolidó un tercer puesto que se convirtió en primero tras las retiradas de Phil Read (1) y Bill Ivy (2) con sus inalcanzab­les Yamaha.
Pilotando absolutame­nte al límite. Durante todo el GP su técnicamen­te modesta Bultaco, Cañellas (24) consolidó un tercer puesto que se convirtió en primero tras las retiradas de Phil Read (1) y Bill Ivy (2) con sus inalcanzab­les Yamaha.
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La carrera de 50 cc. Anscheidt (Suzuki nº 1) y Nieto (Derbi nº 10): por 0,43º el alemán privó a Angel de ser el primer español ganador de un GP.
 ??  ?? El mundialist­a Ginger Molloy. Fue compañero de Cañellas en Bultaco, acabó segundo¼ a casi medio minuto de él.
El mundialist­a Ginger Molloy. Fue compañero de Cañellas en Bultaco, acabó segundo¼ a casi medio minuto de él.
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 ??  ?? Antes de Bultaco. Salvador pilotó Montesas de la Escudería Impala y Derbis de fábrica, aunque sin contrato. Y tras su histórica victoria, falto de ofertas y ganador de la I Copa TS, decidió pasar de las dos a las cuatro ruedas.
Antes de Bultaco. Salvador pilotó Montesas de la Escudería Impala y Derbis de fábrica, aunque sin contrato. Y tras su histórica victoria, falto de ofertas y ganador de la I Copa TS, decidió pasar de las dos a las cuatro ruedas.
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