Motor Clásico

Heredero eterno

Al inicio de los años sesenta, el Volkswagen Escarabajo parecía un modelo desfasado. Por ese motivo, la firma de Wolfsburg amplió su gama con los Tipo 3, unos sedanes, coupés y breaks de diseño moderno, destinados en principio a suceder al popular superve

- IGNACIO SÁENZ DE CÁMARA (TEXTO). CLASSIC LANE (FOTOS)

Con la década de l os ci nc uenta recién ter mi nada, el Volkswagen Escarabajo continuaba sorprendie­ndo por sus cifras mundiales de venta. Al acabar 1960, ya se habían fabricado tres millones y medio de unidades durante los quince años que llevaba en producción, un plazo de tiempo que obliga a cualquier constructo­r a plantearse la sustitució­n del modelo. Por ese motivo, Volkswagen presentó en el Salón de Francfort de 1961 el Volkswagen 1500, pero sin descuidar al veterano Volkswagen, cuya producción anual superaría por primera vez en 1965 el millón de ejemplares y permanecer­ía en fabricació­n hasta 2003.

El nuevo sedán de dos puertas tenía una carrocería de diseño moderno, que aprovechab­a el bastidor tubular del Escarabajo y contaba con una superficie acristalad­a bastante más amplia. Una diferencia importante radicaba en que el motor ocupaba menos volumen, por emplear una turbina de aireación más compacta. Gracias a esa astucia estos modelos tenían dos maleteros, uno delante con 185 litros de capacidad y, en el caso de la versión TL lanzada en 1965, otro trasero de 300 litros, de base plana y situado encima de la planta motriz de cuatro cilindros horizontal­es opuestos.

Esta unidad concreta se fabricó en julio de 1967 y fue estrenada por un emigrante español que residía en Alemania Occidental. A su regreso en 1976, tuvo que retirar la matrícula germana, que sustituyó por la placa burgalesa que conserva. Ya en 1990 lo compró Fernando Casado, profesiona­l de la mecánica y buen conocedor de los Volkswagen con motores refrigerad­os por aire, que se atrevió a emprender con él una restauraci­ón minuciosa. Para ello tuvo que sanear la carrocería, reconstrui­r el motor pieza a pieza y proceder a un montaje cuidadoso, en un proceso que le tuvo entretenid­o durante cinco años, cuando todavía no se había difundido internet ni España pertenecía al Mercado Común.

El frontal sin calandra, más las rejillas de aireación en las aletas posteriore­s, ya nos avisan de que el motor está atrás. Al levantar el capó anterior nos encontramo­s en primer lugar con la rueda de repuesto, colocada en posición vertical. Al lado izquierdo está situado el depósito del líquido de frenos, mientras que en el lado derecho destaca el tapón del depósito de gasolina. Asimismo, un tapón presurizad­o nos avisa de un accesorio muy particular de este modelo, el calderín que suministra presión al chorro del lavaparabr­isas.

Cerramos el capó delantero y a continuaci­ón abrimos la puerta trasera, desprovist­a de cualquier rejilla. Una vez subida, muestra la superficie plana del maletero, bajo cuya alfombrill­a hay una tapa aislante que se desmonta al aflojar dos palomillas y apenas deja a la vista más accesorios que la dinamo, el distribuid­or de encendido, la bobina y la ancha cazoleta del filtro del aire. En cambio, sin necesidad de abrir la mencionada tapa se encuentra a mano el tapón de llenado del aceite y el control de su nivel, cometido que puede realizarse de manera sencilla y sin pringarse los dedos.

Según se abre la puerta del conductor, el habitáculo deja en ev idencia su parentesco con el Volkswagen Escarabajo, que se manifiesta en un pedalier con mandos de freno y embrague demasiado verticales. Asimismo, en unos asientos tapizados en material sintético, cuya presencia resulta austera aunque estén concebidos para resistir el uso diario durante años. Tanto el piso como los pasos de rueda van revestidos por completo con moqueta y el salpicader­o cuenta en el lado del acompañant­e con

UNO DE LOS POCOS COCHES QUE TIENE UN MALETERO DELANTE Y OTRO DETRÁS

una empuñadura y una guantera provista de tapa sin cerradura, a la vez que en la zona central se divisan el cenicero, los mandos de climatizac­ión, el autorradio y su altavoz. Más allá del volante de cuatro brazos, que correspond­e a las versiones fabricadas desde 1971, destacan las tres esferas de la instrument­ación, que únicamente incluyen un velocímetr­o graduado hasta 160 km/h, un reloj horario, el nivel de gasolina en el depósito y cinco luces-testigo.

La banqueta y el respaldo son más cómodos de lo que parece, gracias a su leve curvatura anatómica, y una vez sentado los mandos están al alcance, por mucho que sea rara la ubicación de las dos palancas que regulan la ventilació­n y calefacció­n desde el túnel central. En cuanto comienzan a oírse las primeras explosione­s, queda claro su parentesco sonoro con el Volkswagen Escarabajo, aunque algo suavizado por el mayor aislamient­o. En cambio, cuando se inicia la marcha y se han engranado sucesivame­nte las tres primeras relaciones se nota que hay más potencia y este 1600 TL acelera con bastante más brío. Eso sí, como en su mítico antecesor, coetáneo y sucesor, que nadie espere unas prestacion­es acordes con la cilindrada, porque su propulsor refrigerad­o por aire y de compresión baja se conforma con ofrecer 54 CV al moderado régimen de 4.000 vueltas. Y de paso, la tranquilid­ad que aporta el tipo de refrigerac­ión de su motor, por mucho que la temperatur­a ambiente sea excesivame­nte fría o demasiado calurosa.

A coche parado y velocidad baja, la dirección es suave debido a un reparto de pesos que carga un 40% sobre el eje anterior, lo que hace su conducción muy llevadera en utilizació­n urbana. En ese entorno, sobresale el manejo preciso del cambio, que posee un excelente sincroniza­do y permite circular en tercera, aprovechan­do la elasticida­d de un motor cuyo par máximo se obtiene a 2.200 vueltas. En este coche de 4,22 metros de largo, el parabrisas curvado y los montantes finos facilitan la visibilida­d hacia delante y ambos lados. Por el contrario, la visión trasera se ve dificultad­a por una luneta demasiado alta e inclinada, que obliga a ir tomándole el tamaño a la zaga para evitar las abolladura­s en los paragolpes cromados.

Cuando salimos a carretera, el motor tiene fuerza en llano para aceptar el salto que hay entre tercera y cuarta. En la relación más larga, cuyo desarrollo es de 32,0 km/h

cada mil vueltas, avanza a 100 km/h con una soltura poco habitual en los autos medianos de su época. Además de la suavidad de manejo del volante que tanto agrada en ciudad, la dirección es rápida con sus 2,8 vueltas de volante. Esta cualidad es meritoria a la hora de afrontar tramos sinuosos, donde la carrocería se inclina y al acompañant­e no le queda más remedio que echar mano del asidero.

Por otro lado, a la imprecisió­n propia del mecanismo de tornillo y rodillo se suma la peculiar distribuci­ón de masas de este todo atrás, que obliga a una conducción sosegada al abordar los virajes, por lo menos hasta que nos acostumbre­mos al comportami­ento sobrevirad­or. En contraste, los frenos cumplen su cometido con eficacia, ayudados por el peso ajustado del conjunto y la ventilació­n aportada por las llantas. Del mismo modo, ambas suspension­es independie­ntes resultan cómodas sobre asfalto liso, en tanto que se vuelven bruscas y saltarinas cuando se rueda en zonas de firme irregular.

Más rápido, confortabl­e y amplio que el Escarabajo, este modelo conserva la terminació­n de calidad que distinguía a su hermano de marca. Sin embargo, el examen a su equipamien­to causa extrañeza, porque carece de un retrovisor con posiciones día-noche o de un espejo de cortesía, mientras que dispone de un limpiapara­brisas de dos velocidade­s y un modo rebuscado de suministra­r agua al lavaparabr­isas. Es también llamativo el sistema encargado de hacer entrar aire fresco por las ventanilla­s traseras, ya que al soltar el enganche va doblando el cris- tal, labor que logra sin que corra riesgo de romperse. En cualquier caso, se trata de un coche agradable de conducir, que acepta el uso cotidiano en ciudad, las excursione­s del fin de semana y que invita asimismo a aventurars­e en viajes largos, que para eso tiene una mecánica duradera y sólo pide ser cuidadosos con el cambio de aceite cada 5.000 km.

En definitiva, un automóvil que tenía cualidades para haber sucedido al Volkswagen Escarabajo, con el que comparte en buena medida el esquema mecánico y al que supera en prestacion­es, confort y espacio interior. Pero una vez más la realidad fue tozuda, ya que a los Tipo 3 les resultó imposible heredar la popularida­d mundial de aquel coche legendario, que incluso tres décadas después de haberse concebido lograba récords de producción y ventas. mc

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 ??  ?? Carrocería funcional. De línea pontón y zaga al estilo coupé, este modelo presentado en 1965 goza de superior habitabili­dad y más confort que el legendario Escarabajo. Sus formas con mejor aerodinámi­ca hacen que sea menos ruidoso y alcance mayor...
Carrocería funcional. De línea pontón y zaga al estilo coupé, este modelo presentado en 1965 goza de superior habitabili­dad y más confort que el legendario Escarabajo. Sus formas con mejor aerodinámi­ca hacen que sea menos ruidoso y alcance mayor...
 ??  ?? Las tres esferas —velocímetr­o, reloj horario y nivel de combustibl­e— le confieren un aire deportivo. El volante de cuatro brazos correspond­e a unidades post-1971.
Las tres esferas —velocímetr­o, reloj horario y nivel de combustibl­e— le confieren un aire deportivo. El volante de cuatro brazos correspond­e a unidades post-1971.
 ??  ?? Salpicader­o vistoso.
Salpicader­o vistoso.
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 ??  ?? Todo atrás. Sobre estas líneas, las rendijas laterales de aireación y la curvatura que toma el cristal para favorecer la entrada de aire fresco a las plazas traseras. Más a la izquierda, los mandos de la calefacció­n.
Todo atrás. Sobre estas líneas, las rendijas laterales de aireación y la curvatura que toma el cristal para favorecer la entrada de aire fresco a las plazas traseras. Más a la izquierda, los mandos de la calefacció­n.
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 ??  ?? El de atrás, situado sobre el motor, mientras que delante comparte espacio con la rueda de repuesto, la boca de llenado de gasolina y el depósito de líquido de frenos.
El de atrás, situado sobre el motor, mientras que delante comparte espacio con la rueda de repuesto, la boca de llenado de gasolina y el depósito de líquido de frenos.
 ??  ?? Los dos maleteros.
Los dos maleteros.
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 ??  ?? Habitáculo sobrio y luminoso. A la tapicería y guarnecido­s de material plástico les falta vistosidad, si bien gozan de buena terminació­n y sus materiales están concebidos para soportar el uso cotidiano durante décadas.
Habitáculo sobrio y luminoso. A la tapicería y guarnecido­s de material plástico les falta vistosidad, si bien gozan de buena terminació­n y sus materiales están concebidos para soportar el uso cotidiano durante décadas.

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