INABARCABLE
La Feria Ð con mayúsculaÐ de las ferias europeas continúa subiendo su propio listón. Cada año, las cifras superan a las anteriores: más público (188.000), más expositores (1.250), más clubes (200) y más oferta (unos 2.700 vehículos). Dentro de esos números, también llama la atención la mayor implicación de los fabricantes. Nada menos que 20 departamentos de vehículos históricos de marcas automovilísticas presentaron su trabajo en lo relativo a la protección y la proyección de su legado.
Seat Coches Históricos era uno de ellos. Montaba una escenificación de cuál es su labor actual: un Seiscientos perfectamente restaurado, otro desvencijado y, entre medias, un Formichetta rotulado con el mensaje «Servicio de asistencia en carretera», representaba la parte activa en el proceso de transformación-rehabilitación que SCH ejecuta con todos los coches de su colección. En mayor medida, lógicamente, el despliegue de las locales Mercedes-Benz, Volkswagen, Audi, BMW y Porsche era para pasar horas y horas admirando tan ingente patrimonio.
Pero Techno Classica va más allá de esa parte meramente expositiva. Los grandes gurús de la compraventa, léase Thiesen, Hyman, Kienle, Movendi y similares, exhibieron un catálogo de piezas tan amplio como heterogéneo. Entre esa mezcolanza, el visitante pudo encontrar desde un modesto Golf de los años 80 Ð estos suelen estar en los patios exteriores destinados a pequeños comerciante y particularesÐ hasta un soberbio Alfa
Romeo 6C 2500 Pinin Farina de 1946. Continuando con el baile de cifras, sirvan de ejemplos estos dos: un BMW M5 de 1993 se vendía por 90.000 € y un Mercedes-Benz 300 SL Roadster, 1,6 millones. No tenía precio visible, aunque andaría más cerca del segundo que del primero, el coche galardonado con el premio «Best of show» fue un Maserati A6 G 2000 carrozado por Zagato en 1956.
Y tan inabarcable es para verlo como para contarlo. Porque a la oferta, a lo largo y ancho de los ¡14 pabellones!, abarcaba cualquier aspecto relacionado con el uso y disfrute de esta loca afición, incluyendo, cómo no, clubes (cientos), repuestos (miles y miles), complementos, literatura, museo, arte, eventos, subastas y cuanto uno pueda imaginar. Essen es la cueva del Alí Babá automovilístico.