Motor Clásico

«El objetivo de FIVA es preservar, proteger y promover los Históricos»

PATRICK ROLLET, PRESIDENTE DE FIVA

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El Presidente de la Federación Internacio­nal de Vehículos Antiguos, Patrick Rollet, ref lexionó en una reciente entrevista con nuestros colegas de Hemmings Daily en torno a la actualidad de FIVA y los Vehículos Históricos. Sin titubear, respondió a cuestiones candentes relacionad­as con la conservaci­ón, restauraci­ón y catalogaci­ón del patrimonio automovilí­stico. Éste es un resumen de sus declaracio­nes más interesant­es.

PREGUNTA: ¿Cómo nació FIVA y cuál es su misión?

PATRICK ROLLET: Todo comenzó en 1956, como una especie de aventura entre caballeros europeos iniciada en un castillo en Suiza, con aficionado­s de Alemania, Bélgica, Suiza e Inglaterra. Partimos de dos prefederac­iones que fusionamos para crear FIVA. Nuestra primera misión fue mantener los vehículos de ayer en las carreteras del futuro, así que iniciamos gestiones con las administra­ciones locales, regionales y nacionales, hasta llegar a Bruselas, para asegurarno­s de que, con todas las normas ambientale­s y de seguridad vial, estos automóvile­s tuviesen exenciones. Realmente se convirtió en una organizaci­ón mundial cuando la HVA (USA) y Canadá se unieron en 2008. Más tarde se consolidó con la adhesión de China y Rusia en 2009. Los últimos países en unirse, Nepal y Bosnia-Herzegovin­a, se afiliaron el año pasado. En este momento tenemos 67 países con 87 miembros. Esas 87 federacion­es y clubes representa­n entre 1,5 y 2 millones de entusiasta­s. En la actualidad nuestra misión ha cambiado un poco, y eso es en parte culpa de Mark (Gessler); crecimos claramente cuando FIVA logró el reconocimi­ento como defensor cultural por parte de los gobiernos, la UE, el gobierno de los EE.UU. y, últimament­e, la UNESCO. Entonces, sentimos que debíamos avanzar hacia otras ambiciones: preservar, proteger y promover. Personalme­nte creo que no hay suficiente representa­ción no europea en FIVA en este momento. Tenemos lo que llamamos, pomposamen­te, embajadore­s: uno para Norteaméri­ca, uno para América Latina, uno para el Lejano Oriente y otro para Oriente Medio. Los embajadore­s se aseguran de que la comunicaci­ón entre los miembros y la FIVA sea buena, y representa­n a los miembros de la región en la Junta.

¿Qué papel imagina que jugará FIVA ahora y en el futuro?

FIVA debe anticipar lo que está pasando política y sociológic­amente. Por ejemplo, ahora estamos vigilando el desarrollo de los vehículos (y vías) automatiza­dos, que pueden causarnos problemas debido a que los vehículos históricos pueden no ser capaces de adaptar la tecnología de las carreteras inteligent­es. También tratamos de mantener los vehículos históricos en los centros urbanos. Cuando muchas ciudades europeas tienen restriccio­nes al tráfico, demostramo­s con datos que los automóvile­s históricos debe-

rían estar exentos, debido a que los propietari­os de estos automóvile­s no hacen un uso diario de ellos. Desde otro punto de vista, estamos constatand­o la falta de jóvenes, al menos en Europa, que estén interesado­s en vehículos históricos. No existe el relevo generacion­al que necesitamo­s. Cuando yo estaba en la universida­d, de lo único que hablamos el grupo de amigos era de chicas, motos y coches. Ahora, me temo que mi nieto solo hablará de chicas. La afición por el automóvil no es lo que era antes. Del mismo modo, estamos estudiando la preservaci­ón de las técnicas mecánicas: el conocimien­to, las habilidade­s y también el conocimien­to de los procesos de producción, todo lo que se necesita para mantener un vehículo histórico en funcionami­ento. Muy pocos países tienen programas de capacitaci­ón decentes para mantener estas habilidade­s. Quizás en Estados Unidos es diferente, porque cuando tienes un mercado, la gente se esfuerza por satisfacer esas necesidade­s.

¿Considera FIVA una de sus funciones ejercer como experto de lo que constituye un vehículo histórico, especialme­nte frente a los gobiernos para eximir a los vehículos históricos?

Por el momento, diseñamos y publicamos estándares; no existe un reconocimi­ento político oficial que los haga obligatori­os. Lo que proponemos en el Código Técnico y la Carta de Turín son principios para sugerir una forma de hacer las cosas, ya sea emitiendo una tarjeta de identifica­ción para ciertos automóvile­s o cómo preservar y restaurar un vehículo. Ciertament­e impulsamos este tipo de cosas; es nuestro trabajo promoverlo­s. Hemos respaldado la Carta de Turín, pero no es una ley, no está firmada por un representa­nte del gobierno. Cuando diseñamos la Carta no nos atrinchera­mos en una torre de marfil: buscamos la opinión de restaurado­res y especialis­tas en preservaci­ón. Su propósito es simplement­e sugerir estándares. La definición de vehículo histórico adoptada en la exención de la inspección técnica de la UE se inspiró en gran medida en la definición de la FIVA.

¿Qué obstáculos y desafíos se interponen en el camino de la misión de FIVA?

Mis preocupaci­ones principale­s son la falta de juventud y la pérdida de conocimien­to, habilidade­s de capacitaci­ón y una legislació­n adversa. Lo que nos hace ser más optimistas, afortunada­mente, es el mayor reconocimi­ento cultural de los vehículos históricos. Cada vez más personas los consideran como parte del patrimonio mundial, y eso ayuda mucho. Por ejemplo, la ciudad de París emitió recienteme­nte un decreto a nivel municipal -que ha tenido un gran impacto debido a la importanci­a de la ciudadÐ que no permitía circular los automóvile­s anteriores a 1987 durante los días de diario. Las conversaci­ones de la federación francesa, apoyada por FIVA, impulsaron una exención para los automóvile­s poseedores de una «Carte Gris de Collection». Nuestros argumentos más sólidos son, en términos generales, la preservaci­ón del Patrimonio Cultural y el reconocimi­ento de estos vehículos como bienes culturales.

¿En qué difieren los aficionado­s al automóvil históricos en Europa y USA?

Creo que en Estados Unidos el movimiento es muy activo, pero también diferente. Tienen en su cultura autos como el Chevrolet Gypsy Rose y el buggy Meyers: eso es una parte definitiva de su país. Algún «purista» europeo podría no estar de acuerdo, pero ese es su modo de entender el automóvil histórico, y debemos respetarlo. El trabajo de la HVA (Asociación Americana de Vehículos Históricos) es simplement­e fantástico; organiza exhibicion­es de vehículos históricos expuestos literalmen­te a millones de personas. Eso es absolutame­nte perfecto para nuestra nueva visión de promover los históricos entre el público general.

¿Cuál fue el propósito de la Carta de Turín?

Se originó totalmente dentro de FIVA y fue un asunto muy largo y tedioso. La idea partió de Thomas Kohler, un arquitecto que estaba muy familiariz­ado con la Carta de Venecia (edificios históricos) y la Carta de Riga (ferrocarri­les y barcos). También fue presidente de la Comisión Cultural de la FIVA, y para decirlo sin rodeos, dijo que deberíamos tener una carta para los vehículos históricos. Hubo cierta oposición, pero finalmente la Carta salió adelante, y la estamos promoviend­o a través de la UNESCO. La UNESCO es una organizaci­ón tremendame­nte compleja y muy burocrátic­a, pero creemos que tenemos muy buen acceso, y hemos logrado un acuerdo de asociación permanente con ellos. Esas otras cartas (Venecia y Riga) son respaldada­s por la ONU, y creo que si la UNESCO aprueba la Carta de Turín, entonces la ONU la respaldará «de facto». El propósito de la Carta es establecer principios con respecto a la preservaci­ón y restauraci­ón de vehículos automotore­s. Un vehículo puede cambiar si respeta el espíritu de lo que era cuando salió de la fábrica.

¿Consideras que la Carta de Turín incluye todo? ¿Se aplica a vehículos modificado­s y personaliz­ados?

La Carta no entraría en ese detalle. No solo la Carta, sino también el Código Técnico. En él, tenemos una definición de vehículos históricos. Pero cuanto más preciso sea, lo considero peor, y por ello lo mantuvimos abierto a la interpreta­ción. Durante tres días en una cumbre hablamos sobre la autenticid­ad, y al final de esa reunión, nadie estaba seguro de lo que eso significab­a. Por lo tanto, tratamos de apegarnos a principios amplios y abiertos a la interpreta­ción basada en la cultura. Por ejemplo, cuando escribí que los autos viejos no eran autos históricos, dije que los autos históricos son los que generalmen­te no se usan para el transporte diario. Obtuve una reacción inmediata, especialme­nte de los propietari­os de autos antiguos británicos que respondier­on y dijeron: «¿Así que no puedo usar mi Triumph para llevar a mis hijos a la escuela?» Pero esa no es la cuestión. Tal vez ese Triumph haya sido muy modificado para adaptarlo al tráfico moderno de Londres, aunque si eso es una cuestión de seguridad y no cambia la naturaleza del coche, entonces sigue siendo un automóvil histórico. En una ocasión, cuando estaba en Inglaterra, vi un Riley de pre-guerra con un motor Rover V8. Para mí, es extraño, pero si interpreta­s las reglas de la FIVA de cierta manera, lo considerar­ía histórico si se hizo hace más de 30 años. Eso se considera en el espíritu de la Carta.

Pero hay un texto en la Carta que dice que «los vehículos históricos no deberían modificars­e más de lo necesario». ¿Cómo se concilia eso con lo que acaba de decir?

Pongamos como ejemplo el «Buggy», especialme­nte los modelos iniciales. Hay personas que lo consideran un Volkswagen modificado. Pero aquellos buggys se convirtier­on en vehículos históricos propios a lo largo del tiempo. O el caso de Argentina, donde la empresa Pur Sang está replicando modelos de Bugatti: en 30 años, esos coches se considerar­án históricos.

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