Trazando fino
En el pasado Salón de Ginebra se presentaron las últimas novedades del mundo del automóvil. Alli encontramos cosas interesantes y las tendencias de lo que va a venir. Cada vez se habla de un futuro (automovilístico) más eléctrico, más autónomo, más ecológico y más deportivo. Pero, digan lo que digan, sin dejar de lado los motores de gasolina y diésel. De todo lo allí presentado me detengo en el resumen de la locura hecha automóvil. En el stand de Bugatti lucía su último modelo: el Chiron Sport, con un motor de 16 cilindros en W y un precio de 2,65 millones de euros¼ más IVA. Si no te has sentado ya, ahora es el momento. Tiene los mismos 1.500 CV que el Chiron convencional. pero es más ligero porque pesa 18 kilos menos (de un total de 1.995 kg); es decir, teniendo en cuenta que un Chiron «barato» cuesta 2,4 millones de euros, el kilo de Chiron «caro» sale a 13.889 €¼ y no te olvides del IVA, que Montoro se enfada. Entiendo que un coche cueste lo que la marca quiera. Al final las cosas valen lo que alguien esté dispuesto a pagar por ellas y en el mundo del lujo triunfan las cosas inaccesibles. Aunque son datos sorprendentes que no podía pasar por alto, mi columna no está orientada a su precio, sino a su exagerada potencia.
No es secreto que me gustan los coches potentes, rápidos, deportivos y, si son exclusivos, mejor. Pero considero que 1.500 CV y dos toneladas entran en el mundo de lo absurdo; se ve que en Bugatti (Volkswagen) no leen a los clásicos, como a Colin Chapman, antes de hacer un nuevo modelo. Desde la propia Bugatti aseguran que puede sobrepasar los 450 km/h. Sin embargo, el coche lleva un limitador para no superar los 420 km/h, puesto que no se ha inventado un neumático de calle que soporte tanta velocidad en un automóvil. De hecho, a esa máxima (limitada) puede llegar con facilidad, pero no mantenerse más de unos pocos segundos o los neumáticos reventarían. Y eso, al margen de que ¡dónde narices superas los 420 km/h con garantías de no morir en el intento! A lo mejor el futuro propietario tiene su propia pista de aterrizaje y frenada, que ya no descarto nada. El coche más rápido que he conducido en mi vida fue un Fórmula de las World Series con el que al final de la larga recta de Motorland frenaba a 283 km/h (a 292 km/h lo hacía su piloto Andy Soucek), y créeme que eso ya es ir muy rápido. Los de Bugatti han hecho un coche ¡de calle! que anda más de lo que la tecnología actual permite: esto es el colmo de lo absurdo.
Siempre han existido superdeportivos así. Lo más parecido al Chiron que me viene a la mente es el Fiat Mefistófele, un prototipo que en 1924 alcanzó los 234,97 km/h, con un 6L de 21.703 cc, 350 CV y 1.780 kg. Supongo que conducirlo sería lo más parecido a llegar ahora a los 420 km/h, esperando que en cualquier momento un neumático reviente¼ y usando tan solo un 80 por ciento de la potencia del motor. Aunque aquél era en realidad un cazarrecord. Todo esto responde a una guerra que tienen los fabricantes por el «Y yo más» que, todo hay que decir, surge por la demanda de los usuarios. En un nivel más mortal, hay quien se compra un BMW 325 sólo porque su vecino tiene un 320. A nivel de «futbolista», se gastan 2,65 millones de euros para tener 1.500 CV, aunque ni los vayan a usar en la vida ni el propio coche pueda asumirlos. Como ya hemos llegado al límite de la tecnología, supongo que lo siguiente será decorarlos con picassos y goyas en el interior. El día que el propietario de un Chiron descubra lo mucho que se disfruta conduciendo un coche de 200 CV y menos de 1.000 kilos, sin inercias innecesarias, descubrirá que se puede ser muy feliz sin velocidades absurdas. Sí, no tendrá un coche« ultra mega exclusivo », ahí le doy la razón, pero disfrutará del noble arte de conducir, algo a lo que nunca llegará con 1.500 CV y más peso que un Nissan Patrol.
Y ahora, mientras tienes en mente los 1.500 CV, ¿recuerdas la potencia de tu primer coche y su velocidad punta? ¿Recuerdas con qué potencia soñabas? Si eres de mi edad, no creo que tus sueños cercanos superasen los 200 CV, aunque hubiese coches de 400 CV. En 1966, un Seat 850 Especial tenía 52 CV y ya en su publicidad se hablaba de él como un coche lo suficientemente potente como para «sobrepasar los 140 km/h cargado hasta los topes». Imagina si alguien hubiese dicho al usuario de aquel «ocho y medio» que llegaríamos a los 1.500 CV en un coche de calle... Porque lo de pesar dos toneladas un deportivo, ya hablaremos otro día. mc
ANTES, CON MENOS DE 100 CV, ÉRAMOS FELICES. AHORA, NI SALIMOS DEL GARAJE