Gustazo con épica

S ólo tres días después de maravillar a toda Europa con su goleada al Manchester City en el Camp Nou, el Barça se despojó del frac y se puso el mono de trabajo para colocarse como líder provisional de la Liga, de nuevo, con un Leo Messi estelar. Mestalla siempre ha sido un campo hostil para los azulgrana y ayer no fue una excepción. Pero el Barça supo sobreponerse a la excesiva dureza de los jugadores del Valencia y a la hostilidad de su afición. Con un desafortunado Undiano Mallenco, que no dejó a ninguno de los dos equipos contentos con sus decisiones, la grada ché se encendió más de la cuenta. Demasiado. Neymar y Suárez se llevaron la peor parte al recibir el impacto de una botella, que por suerte no pasó a mayores, pero que debe ser castigada de forma ejemplar por Antiviolencia. Tampoco olvidará su regreso a Mestalla Paco Alcácer quien, pese a no jugar, tuvo que escuchar un cántico poco amigable de su antigua afición. Destacada la hostilidad de la grada y la dureza del Valencia, nadie puede negarle al conjunto ché que con Cesare Prandelli denota haber crecido como equipo. El técnico italiano ha logrado armar un equipo compacto y con las ideas claras de lo que debe hacer: defenderse y salir con velocidad al contragolpe. P ero por mucho que Prandelli trabajara para intentar dar la campanada ante el Barça, lo que no podía prever el entrenador del Valencia, como él mismo ya intuía en la víspera del choque, era controlar a Leo Messi. Seis goles en dos partidos y medio tras su reaparición son la carta de presentación de un crack que demuestra que su ambición es infinita. A raíz de la remontada del Valencia, Leo y el Barça tiraron de épica para llevarse un triunfo de Mestalla que sabe a gloria. No sólo por los tres puntos, sino por la demostración de que este equipo tiene hambre pese a haber sumado siete de los últimos nueve títulos. Marcar en el descuento, y de penalti, refuerza la moral de cualquiera