Insulto racista, sin medias tintas
La noticia de que los comités de competición y apelación de la Federación de Castilla-La Mancha no consideran que la expresión “puto mono de mierda” sea un insulto racista debería sonrojar a más de uno. Las resoluciones de los citados comités son un monumento a la estupidez y dan alas a quienes se pasan por el forro los intentos de la mayoría (es de suponer) por acabar con la lacra de creerse superior por el simple hecho de tener un determinado color de piel. No estaría de más que alguien interviniera para conseguir echar atrás estas decisiones y castigar como se merece una ac- titud racista (sí, racista) como es llamar “puto mo- no de mierda” a alguien. ¿De verdad nos creemos las campañas antirracistas? ¿Está sinceramente implicado el mundo del fútbol en esta lucha? Aho- ra tienen una oportunidad de demostrarlo. Y Ángel Villar, como ‘jefe absoluto’ del fútbol español, debe ser quien lidere esta reacción. No hacerlo lo colo- caría, a él y al fútbol español, bajo sospecha