Una gala desigual

Dicen que es la mejor liga del mundo, pero no será por su gala ni por sus premios

La gala de los Premios de La Liga arrancó bien con el vídeo donde el co-presentador Dani Martínez veía fútbol por todas partes. De hecho, tal y como está diseñado el evento, sobre el humorista recae todo el peso. Hay galas donde existe emoción en la entrega de premios y en los discursos de los ganadores. Aquí no. O el animador y los vídeos de curiosidades lo sostienen o se hunde todo, porque en esta gala no se entiende el criterio de los premios, se notan los equilibrios para contentar a clubes y en los afortunados no hay ilusión alguna. Dani Martínez estuvo eficaz, ágil y conectó bien con el público. Con una excepción: la broma de mal gusto a la presentadora china Ángela Qi sobre su capacidad por entender el español. Un año más, la burla tópica y de superioridad hacia los chinos no faltó. El rol de las presentadoras fue el de complemento y adorno. Un papel secundario y blandengue para ellas. El vestuario de Eva Marcela no parecía remar a favor de su credibilidad y personalidad sino que ponía mucho énfasis en el valor de su físico. En anteriores ediciones de los premios de La Liga estuvieron más acertados a la hora de compensar tanta testosterona futbolera, buscando perfiles femeninos con más peso y carácter en la presentación. Las mujeres parecían hacer acto de presencia para laurear a los héroes del fútbol. Se evidenció cierta desigualdad entre los futbolistas y las futbolistas cuando vimos que ellas tenían peaje comercial en su discurso de agradecimiento, teniendo que mencionar sí o sí al patrocinador de su liga. Hubo intentos de poner en valor el fútbol femenino, como el de Leo Harlem, aunque destilaba cierta indulgencia con ellas. Estuvo muy bien el vídeo dedicado al Atlético de Madrid Féminas para empoderar con más naturalidad el papel de las mujeres en este deporte. El vídeo terminaba con una frase muy contundente: “El deporte no distingue de sexos”. ¿Seguro? Por lo que vimos en la gala, es evidente que no solo en el deporte sino también en los medios se siguen haciendo grandes distinciones entre sexos a la hora de adjudicar roles y actitudes encima de un escenario y en todas partes