DESORIENTADA
Garbiñe Muguruza, adiós a semifinales tras otra derrota, ante Radwanska, víctima de su ansiedad Cerrará mañana en Singapur con un partido de trámite, ante una Kuznetsova que sí está clasificada
Garbiñe Muguruza no repetirá semifinales en su segunda participación en un Masters WTA individual femenino. diós a cualquier opción de clasificación, matemáticamente está tan fuera como dentro la rusa Svetlana Kuznetsova, su rival mañana en un partido de trámite. La victoria de Sveta ante Karolina Pliskova, 3-6, 6-2 y 7-6 (8-6), dejaba a la española con la obligación de batir a la vigente campeona, la polaca Agnieszka Radwanska, pero no se encuentra la caraqueña para grandes gestas en estos momentos. Cedió 7-6 (7-1) y 6-3 en 1h.36’. Un fiel reflejo de una temporada con un brote verde excepcional, la conquista de Roland Garros, pero caracterizada por una irregularidad galopante.
“Yo sabía que no iba a ganarlo todo después de París. Si la gente así lo pensaba, es algo que me preocupa bastante poco”, significó Garbiñe. Un discurso repetido a cada tropiezo desde que deslumbrara en el Grand Slam de tierra batida, dando la medida exacta de las cualidades ya apuntadas como finalista en Wimbledon 2015.
Por potencial es capaz del arañazo más letal en el instante más inesperado, pero anda desorientada por la cancha Garbiñe, presa de una ansiedad evidente. El marcador a favor la conduce al vértigo de la duda de si será capaz de mantener la ventaja, como le sucedió ante Pliskova en la jornada inicial del Grupo Blanco, con 5-2 y ‘match-point’ desperdiciados en la tercera manga, y repitió ante Radwanska con 5-4 y servicio para set inicial o un 2-0 en el segundo que dilapidó con la misma contundencia con la que desapareció en el ‘tiebreak’ de minutos antes.
Y cuando se ve irremediablemente abajo, al borde del precipicio, acelera la sentencia. Una montaña rusa emocional de la que no se baja desde Roland Garros. Radwanska sobrevivió con alegría y determinación, disfrutando obligando a su rival a un golpe más, tejiendo una telaraña mortífera con unas dejadas adornadas con globos milimétricamente realizados. Nada nuevo en el haber de la constante polaca, que hizo más golpes ganadores que fallos, 17 a 12.
En contraposición, 27 ganadores y 37 errores no forzados de Garbiñe. La balanza debía dar un resultado desigual en estos aspectos porque española y centroeuropea presentan estilos antagónicos, pero Muguruza se excedió en los fallos, sobre todo cuando tocaba economizarlos. Debía ser agresiva, pero no controló ni los tiempos ni el remate. Precipitación.
“Cada una es como es, no busco ser más constante”, se justificó Garbiñe. Sí, le encanta el tenis de cara o cruz, pero con confianza subraya la cara y minimiza la cruz. Está pegando más por obligación, por tendencia, que convicción. Ha sido arrastrada por una corriente negativa desde París. Cada derrota agravó el problema. Toca reflexión, porque capacidad le sobra para recobrar el rumbo