Pequeña gran Cibulkova
“Me motivó que me dijeran que no valía”, dice sobre su 1,61
‘Pome’, contracción de ‘Pod’me’, es el sobrenombre de Dominka Cibulkova, que una y otra vez repite esa palabra en la pista dándose ánimos. Es un ‘vamos’ a la eslovaca. Y pudo gritarlo bien alto mientras se dejó caer en la pista central de Singapur después de protagonizar su mayor éxito en el tenis. A sus 27 años se convirtió en la ‘maestra’ del WTA Tour, escalando hasta la quinta posición mundial. Debutó en las WTA Finals, y triunfó, pese a que tras los dos primeros partidos, perdidos, estuvo al borde de la eliminación. La rescató, en la última jornada de la liguilla, de manera indirecta Angelique Ker- ber, a quien luego tumbó 6-3 y 6-4 en la lucha directa por la corona.
Nunca ha habido imposibles en su trayectoria, está bregada en la adversidad desde que fuera “subestimada” desde sus inicios en Bratislava. “Decían quera demasiado pequeña para el tenis, pero eso sólo hizo que motivarme más”, recuerda Cibulkova, a quien su 1,61 metros de estatura no ha impedido subir a las alturas. “Espero que esto sirva de ejemplo a otras chicas. Siempre fui obstinada y valiente con mi estatura, porque yo lo que quería era jugar a tenis”.
Es puro nervio, una luchadora infatigable, también en la reivindicación de su parte sexy, que subraya en posados solicitados o a través de las redes sociales. Tiempo atrás vivió una afamada relación sentimental en el circuito con el tenista francés Gael Monfils, aunque acabó en el altar con Miso Navara, una boda que pudo celebrarse en la fecha establecida de carambola. Se halló de repente en cuartos de Wimbledon, con el enlace previsto para el sábado día de la final. “Puedo permitirme aplazar la boda una semana, si cumplo un sueño”, señaló en Londres antes de que Elena Vesnina acabara con la disyuntiva batiéndola.
Dio un zarpazo presentándose en la final del Open de Australia 2014, pero le costó adaptarse a la nueva situación de aspirante y además una lesión en el tendón de Aquiles del pie izquierdo la condujo a la reserva entre febrero y junio de 2015. De conocer el top-10 mundial a verse fuera del top-60.
“A trabajar y trabajar”, sentencia Cibulkova apelando a una fórmula que llevó a Kerber al número uno venciendo en Australia y el Open USA este curso. “Es una inspiración para mí”, reconoce la eslovaca de la alemana, de quien comparte su condición estajanovista para mejorar.
Muchas horas de entrenamiento puliendo cada detalle. “Me costó, especialmente, parar entre punto y punto para pensar qué debía hacer a continuación”, explica. Sigue siendo un reguero de pólvora, no para quieta, pero mide mejor su temperamento.
Llegó el octavo título de su carrera, y por ahora el más importante. “Me he convencido de que puedo ganar a cualquiera si juego bien. Creo en mí”, alerta. No se corta, fue de las más críticas con Sharapova por su dopaje Campeonato de Europa 2018. El sábado visita a Finlandia, 14.30 horas, asimismo en choque del Grupo 3, que completa el rival más peligroso para los españoles, Austria.
A sus 28 años Adrià Figueras se une a una primera lista de Jordi Ribera, que en su estreno contará con otros dos novatos, el ex Granollers y ahora en el Toulouse francés Ferran Solé y el jugador de Naturhouse La Rioja Miguel Sánchez-Migallón.
En el banquillo de la selección, junto a Jordi Ribera, que agotó su etapa con Brasil en los Juegos Olímpicos de Río, se sentará Toni Garcia, que después de ser entrenador de Fraikin BM Granollers y Toulouse fichó esta campaña con el FC Barcelona Lassa como director técnico formativo de la sección, de cuya cantera emergió Adrià Figueras, que antes e ir al Granollers tuvo ficha del Barça B, haciendo apariciones esporádicas en el primer equipo
La eslovaca, ‘maestra’ a sus 27 años, casi se queda sin boda en el último Wimbledon