Un hundimiento de casi una hora
El Barça no reaccionó al 1-1 del City el día en que Roberto y Busquets naufragaron
“Si alguien ha apagado el televisor en el minuto 35 y se ha enterado luego del resultado final no se lo cree”. Esa fue una de las frases de Luis Enrique en el primer ‘flash interview’ de TV3 al final del encuentro del Etihad Stadium. No se sabe cuántos aficionados hicieron eso, lo de apagar la tele antes del final de la primera parte. Quizás algún madridista o algún antibarcelonista, hastiado por la exhibición del equipo azulgrana en el primer tramo del encuentro, rematado por una posesión del 72 por ciento.
Sin embargo, los partidos no duran 35 minutos sino 90 más el descuento. Y en los 55 minutos restantes del encuentro de ayer, más los tres del descuento, el Barça se desmoronó a raíz del gol del empate de Gündogan. Ese tanto, que llegó en el minuto 38, nació de una mala decisión de Sergi Roberto, que le dio un pase malo a Busquets desde el lateral hacia el centro del campo. El ABC del fútbol dice que eso, precisamente eso, hay que evitarlo porque de un pase horizontal al medio puede llegar un robo de balón de un rival lanzado hacia tu área y con varias opciones de pase o incluso de disparo.
El balón mal entregado por Sergi Roberto a Busquets lo recuperó Agüero, que se lo dio a Sterling y éste, a su vez, se lo regaló a Gündogan para que el alemán marcase casi a placer. Ese gol dejó desconectado al Barça, que pareció acusarlo en exceso cuando el empate no dejaba de ser un resultado positivo para los azulgrana. Y si el equipo acusó el golpe, Roberto y Busquets también sintieron el peso
de esa infortunada acción. El lateral sufrió de lo lindo y perdió hasta cuatro balones peligrosos, mientras que Busi vivió el resto del partido arrastrado, superado, teniendo que correr muchas veces para rectificar su posición. En
una de esas acciones, ya en la segunda parte, el de Badia le hizo una clara falta a Silva en la frontal del área. Por mucho que Sergio la protestase había poco que reclamar. Después De Bruyne se sacó un disparo más potente que colocado y Ter Stegen no acertó a sacar el balón, que no iba a la escuadra precisamente.
Ese gol acabó de desconectar al Barça, que en la segunda parte sólo puso en aprietos al City con un tiro al larguero de André Gomes tras una buena contra de Suárez. Pero esa jugada fue una flor aislada en el erial que fue la actuación culé en el resto del partido, plagada de pérdidas de balón especialmente en la salida y de imprecisiones cuando se trataba de llegar al área del City. Messi y Neymar casi quedaron inéditos en el segundo
acto y eso casi lo dice todo
El empate partió de un pase horizontal del lateral, que sufrió ayer como nunca