Un rato en el fútbol

Los partidos no se pueden analizar por fragmentos. Hay algo de trampa en Luis Enrique cuando dice que los primeros 40 minutos de Manchester fueron los mejores de su etapa en el Barça. Todo el mundo vio la superioridad azulgrana hasta el regalo defensivo (no importa el culpable, siempre habrá uno cuando se asumen tantos riesgos) que originó el 1-1. Pero tampoco fueron perfectos. Faltó el 0-2, por ejemplo, o disparar a portería en varias de las excelentes llegadas en superioridad numérica tras romper las líneas de presión con juego de toque y posición.

Yaunque se diera por buena esa afirmación del técnico, habría que preguntarse en qué puesto en el ránking de los 138 partidos oficiales que ha dirigido en el Barça se encuentran los siguientes 50 minutos del Etihad Stadium. ¿En el 130? ¿En el 135? La media de los 90 minutos le quita la razón.

La respuesta de Luis Enrique fue un mecanismo de lógica defensa ante un entorno que dramatiza rápido. Perder fue un palo y hay que mejorar. Evidente. Pero habría que valorar muchos aspectos. El City veía peligrar hasta el pase a octavos que el Barça sigue teniendo al alcance de la mano. Tuvo más hambre. Las bajas de Piqué, Alba e Iniesta pesaron mucho porque sus sustitutos fueron recién llegados que rondan los 22 años: Umtiti, Digne y André Gomes. En esos maravillosos 40 minutos brillaron, pero cuando el equipo se descompuso hacía falta jerarquía para reconducir la situación. Yellos, es normal, no la tuvieron.

Señalar a Busquets también es absurdo porque él nada puede hacer cuando otros comienzan a mirar hacia otro lado ante una presión agresiva. La mejora debe ser colectiva, pero sin dudar sobre el estilo y la personalidad. Y el primer escenario donde demostrarla es este domingo en Sevilla para volver a hacer análisis positivos de los 90 minutos, no del mejor cuarto de hora del siglo o de los peores 10 minutos de la historia. Al fútbol se va a ver un todo no un rato