Messi y la presión
LEO VOLVIÓ A SER DECISIVO en un partido de los gordos para ganar la Liga. Marcó en un momento psicológico y luego bordó una segunda parte impresionante que le otorgó al Barça una victoria de autoridad. De momento, los blaugrana ya han pasado por San Mamés, Mestalla y Sevilla, tres de los campos más difíciles del campeonato. El triunfo vale su peso en oro por el resultado y por la reacción del equipo en la segunda mitad.
ANTES DE CUMPLIRSE LOS DOS minutos de iniciado el partido, el Barça pudo marcar el primer gol, pero a lo largo de la primera mitad los sevillistas ajustaron muy bien la presión, habitualmente muy avanzada, y controlaron el balón. Se adelantaron en el marcador, justo después de una buena ocasión blaugrana y el Barça vivió cierta zozobra lógica ante un equipo potente físicamente que se vació en los primeros 45 minutos. El Barça falló por los laterales. El gol de Messi, tras pase de Neymar, estableció antes del final de la primera parte un empate balsámico.
LA SEGUNDA MITAD FUE UN RECITAL de Messi y del Barça. Leo se erigió en el líder necesario, jugando en cualquier parte del campo, en función de lo que necesitaba el partido. Pero además el equipo acompañó porque ejecutó con notable eficacia la presión que no había realizado en la primera mitad. Eso fue clave para bajar la posesión del Sevilla y, junto a una salida del balón más ordenada, el Barça volvió a mandar en el encuentro con posesiones más largas y menos sorpresas.
LA REACCIÓN BLAUGRANA fue sensacional gracias sobre todo a Messi que contagió al equipo. Discutir al argentino como el mejor jugador del mundo no tiene ningún sentido. Es The Best y el Balón de Oro debería también caer del lado de un futbolista que decide partidos, marca goles y arrastra a su equipo a la victoria enseñando el camino. También este Barça ha mejorado en banquillo, ya que con las bajas de Alba,
Piqué e Iniesta fue capaz de vencer