Mundo Deportivo (At. Madrid)

Bauza, la cruz de Messi

- Marcelo Sottile Buenos Aires

Leo Messi volvió a estar solo en el batacazo de Argentina ante Brasil, un 3-0 que no solo golpea al orgullo del ‘10’ y de sus compañeros, también deja fuera del Mundial por ahora a la actual subcampeon­a, que ya no puede cometer más errores. Rodeado de rivales, sin ayudas para desequilib­rar ni juego colectivo, sin un plan de Edgardo Bauza para liberarle, el barcelonis­ta fue un náufrago más en una marea de Brasil liderada por Coutinho y Neymar, autores de dos goles en la primera parte. Paulinho puso la puntilla.

El mejor Messi en Argentina lo logró Sabella. Con Martino, Leo renunció antes que él. Y con Bauza, ahora mismo, la situación pasó de resurgir a volver a sufrir. La situación es “de mierda”, como resumió el capitán en idioma bien argentino, por diversos factores. Culpas de un entrenador desorienta­do y de un plantel deprimido; de faltas de respuestas desde afuera y carencia de rebelión desde adentro. No pasa por la falta de paciencia de los hinchas ni por las críticas a veces extralimit­adas de la prensa. No es tan grave jugar mal como no saber a qué jugar.

El equipo cambia nombres, módulos tácticos y sólo consigue involucion­ar. No se pudo ni con los planteos que no representa­ron la ideología futbolísti­ca de Bauza ni con estrategia­s más cercanas al entrenador. Argentina perdió cuerpo de conjunto. Ni con Messi pudo resolverlo. Porque con Brasil siempre se puede perder, pero no ser humillado. Fueron tres goles, pudieron ser cinco.

Bauza parece perdido. Que no es lo mismo que acabado: no es una atribución periodísti­ca pedir la cabeza de un DT. El concepto refiere a que no encuentra el rumbo. No pudo construir poder, credibilid­ad, crédito. Encima, no tiene la espalda de un Simeone... Entonces pierde cuando juega para escaparse de la etiqueta de defensivo, cuando banca jugadores en nivel horrible como Di María y también cuando cambia y deja a Messi más cerca del volante central que del 9.

Se dinamita su figura, también, cuando vuelve tarde de Belo Horizonte, como ahora, y sea por su decisión o por pedido de los jugadores, les da el viernes libre. Era un día de trabajo, de charlas, de decirse las cosas en la cara. No para despejarse con la familia. Argentina no tiene tiempo para perder.

Los jugadores no son víctimas. Ellos no responden. Algunos consagrado­s, como Agüero, sufren los murmullos como cuando era un chico. Otros son bailados por Neymar. Porque por momentos fue baile, aunque Bauza le escape al título de la realidad. Con Paraguay, sólo Dybala pidió la pelota cuando el partido se encaminaba a los silbidos. Con Brasil, el segundo gol los liquidó, como blanqueó Messi. No puede pasar: no son Ucrania sino Argentina, los de las tres finales, los que vuelan en Barcelona, el City, Juventus o PSG.

Nadie puede asegurar que el Mundial se verá por TV aunque

hoy la tabla lo ubique afuera. Hay partidospa­ralevantar­ladeuda.Pero si se pierde con Colombia será imposible que no aparezcan los fantasmas. Más con un entrenador debilitado y jugadores cuestionad­os. Se necesita que Messi los levante, que todos se comprometa­n. Que Argentina vuelva a ser Argentina. Cambiar no es una posibilida­d sino una obligación

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FOTO: AP Messi y Bauza, dos miradas que no se encuentran Argentina no funciona

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