ADIÓS PERICO
El excampeón mundial Perico Fernández muere a los 64 años tras una vida en la que tocó el cielo deportivo y el infierno personal
Pedro Fernández Castillejos, o Perico Fernández, el nombre con el que se hizo popular, falleció ayer en el centro neuropsiquiátrico Nuestra Señora del Carmen de Garrapinillos, Zara- goza, a los 64 años de edad. El excampeón mundial de los pesos superligeros tenía muchos problemas de salud, entre ellos alzheimer y diabetes, y se encontraba ingre- sado bajo la tutela del Gobierno de Aragón. Fue uno de los grandes referentes del deporte español de los años 70, pero tras su retirada se arruinó y llegó a vivir en la calle y en un club de alterne. Pese a los intentos por ayudarle de diferentes instituciones, su salud se fue deteriorando en los últimos años.
Perico fue un ídolo cuando en el país escaseaban los éxitos internacionales, un ‘rara avis’ en la época de la transición, favorecido también por la popularidad del boxeo en aquellos tiempos, hasta trascender lo deportivo para convertirse en un fenómeno social. Nacido el 19 de febrero de 1952, Perico no tuvo una infancia fácil. Vivió en un hospicio, en el que siempre dijo que le trataban con dureza y del que se marchó con 17 años. Cuentan que se enganchó al boxeo viendo por la tele un combate de Cassius Clay. Su carrera hacia la gloria fue tan meteórica como la que posteriormente le llevó a la ruina.
El 3 de marzo de 1973, en Zaragoza, venció a Kid Tano y se proclamó campeón de España. Poco más de un año después se alzó con el título europeo al noquear a Toni Ortiz, y en septiembre de 1974, en Roma, se proclamó campeón del mundo del peso superligero ante al japonés Lion Furuyama a los puntos. Al año siguiente retuvo el título ante Joao Henrique, pero lo perdió en su segunda defensa, el 15 de julio de 1975, en Bangkok ante el tailandés Suansak Muangsurin, que lo noqueó en el octavo asalto. Perico llegó a decir que le habían puesto algo en la comida, pero también perdió la revancha en Madrid en 1977, esta vez a los puntos.
Cuesta abajo
Esta última derrota fue el punto de inflexión hacia su declive. Pese a que siguió boxeando, ya nunca fue el que era. Se arruinó, los amigos le dejaron de lado, se casó y separó varias veces, y tuvo cinco hijos.
Fue una fuente de anécdotas. Cuando el entonces alcalde de Zaragoza, Antonio González Triviño le ofreció un trabajo de conserje, respondió: “Si quieren un portero, que fichen a Zubizarreta”. Llegó a hacer sus pinitos en la música y grabó un single: ‘Fuera de combate’. El descenso a los infiernos fue tremendo en los años posteriores. Perico dormía en un banco del parque o dentro de un coche. No fue hasta 2011 cuando se supo públicamente su precaria situación. Le ayudó un amigo que regentaba una céntrica casa de citas en Zaragoza. Perico aparecía cuando las chicas acababan de trabajar y el local cerraba. ese amigo le dejaba una cama y desayuno. La situación llegó a la prensa y le prepararon un homenaje para recaudar fondos, pero aunque accedió a una vivienda social y sus condiciones mejoraron, no sucedió lo mismo con su salud. Aquejado de alzheimer y diabetes, fue internado en el centro neuropsiquiátrico donde falleció ayer.
Las mismas calles de Zaragoza por las que deambulaba le echarán de menos. No era raro hace unos años encontrarse a Perico en alguna de las muchas zonas por las que los zaragozanos suelen realizar su ronda de vinos. Aficionado a la pintura, vendió o regaló muchas de sus obras y no es extraño ver alguno de sus cuadros colgado en los bares de la ciudad
En su errática vida fue también cantante y pintor, vivió en la calle y en un prostíbulo