Del virus FIFA al virus de Messi
La baja del argentino afectó al equipo y a la grada, que reclamó que jugara aunque fuera enfermo
Después de tres semanas sin ver jugar al Barça en casa, la afición azulgrana acudió ayer con ganas al Camp Nou, dispuesta a colaborar en el asalto al liderato. La asistencia volvió a superar los 80.000 espectadores (83.439), pero pronto cambió el estado de ánimo de la mayoría de seguidores.
A más de uno se le cortó la digestión cuando el Barça anunció a la hora de comer la baja de última hora de Leo Messi, un comunicado médico que hizo aflorar el tradicional pesimismo culé. La tarde en Barcelona, fría y gris, tampoco hacía presagiar nada bueno. La ausencia de Messi, la sanción de Luis Suárez y la visita del Málaga, la bestia negra del Barça de Luis Enrique, demasiados ‘inputs’ negativos como para ser optimistas.
Enfrente esperaba un Juande Ramos picado porque en la víspera se le había recordado con insistencia que su último enfrentamiento ante el Barça fue el memorable 2-6 en el Santiago Bernabéu, cuando era entrenador del Real Madrid. Y la venganza de Juande fue salir al Camp Nou con un autobús de dos plantas para proteger la portería de Kameni. Como ya hicieron antes Betis, Alavés, Granada, Málaga y Celtic, planteó un dibujo con tres centrales y defensa de cinco. Delante de la línea defensiva otra de cuatro medios, plagada de jugadores de corte defensivo. Un muro prácticamente infranqueable.
Y por si fuera poco, detrás del autobús esperaba Carlos Kameni, un viejo conocido del Camp Nou, que siempre se crece en sus partidos ante el Barça y que era el último portero que en Liga había salido del Estadi sin encajar un gol. Entre el autobús de Juande y la motivación de Kameni, el Málaga se confirmó de nuevo como la bestia negra del Barça de Luis Enrique. Tres partidos en casa ante los andaluces con un balance estremecedor, sólo una victoria y sólo un gol a favor, obra de Vermaelen.
A medida que pasaban los minutos, el encuentro recordaba cada vez más al del Alavés, también tras un parón de selecciones y con una alineación muy parecida a la de ayer, ya que coincidían hasta ocho jugadores. La gran diferencia es que aquel día Luis Suárez y Messi estaban en el banquillo como recurso de emergencia, mientras que ayer no había ni un solo delantero junto a Luis Enrique por si había que apostar por un plan B como revulsivo.
La desesperación iba en aumento y más de uno reclamaba la presencia de Leo Messi aunque fuera enfermo y en pijama. Joaquin Maria Puyal incluso bromeaba pidiendo que se tomara un Fortasec y acudiera al rescate del equipo.
Estaba el Barça alertado por el temido virus FIFA, pero al final el que lo mató fue el virus intestinal que dejó a Messi en la cama. Si enferma el argentino, enferma todo el Barça. Aquello de “que no se constipe Messi” lo hemos escuchado muchas veces. Por algo será