Gobernar en el infierno
El Celtic se crece en su estadio arropado por sesenta mil “creyentes”. Su última gesta fue frenar al Manchester City compitiendo de tú a tú y empatando por triplicado.
Con ritmo, atrevimiento táctico y nobleza física lograron meter el juego técnico del equipo de Pep Guardiola en una especie de batidora pero en la que Nicola Rizzoli -el árbitro italiano- no tuvo que sacar ni una tarjeta. Cultura entusiasta.
Pasando al duelo, parece que Brendan Rodgers quiere salir a ganar con una imagen que vuelva a dignificar la ausencia del miedo táctico. Si es así, Forrest y Sinclair trabajarán las bandas, Dembelé presionará a los centrales y Rogic (Nir Bitton, Commors?) a Busquets. El Celtic buscará con ahínco robar el balón a los azulgranas, sobre todo por dentro, para aprovechar posibles errores y poner en ebullición la caldera ambiental