Pregunta retórica

¿Es mejor el Barça con Messi? La respuesta es tan obvia que no merecería la pena dedicarle un artículo, pero hablar del mejor jugador de la historia es tan fascinante que vamos allá. Su valor es tan bestia que se nota cuando está y cuando no está. Su presencia es tan monumental que ya empieza a estar permitido predeprimirse años antes de que se retire temiendo que el fútbol será como comer sin sal. ¿Messidependencia? Bendita sea por muchos años. Messi ya puede tirar lo que quiera de falsa modestia. No cuela. La versión ‘totalcampista’ que estamos viendo esta temporada, por no decir estas últimas, es tan influyente que el Barça parece un equipo terrenal cuando el 10 tiene mal de panza. Es el aceite que engrasa el motor y el faro que alumbra el camino de un juego colectivo donde también necesitas ruedas para correr, un volante y gasolina. El Barça lo tiene todo, y de calidad suprema, pero sin aceite el mejor coche del mundo también se cala, sin luces no hay visión y sin turbo, no tiene gracia. No es menosprecio al resto, al revés. Sin dos fenómenos como Neymar y Suárez a su lado, la penúltima evolución de Messi no hubiera sido igual, así como su explosión inicial y crecimiento exponencial no pueden entenderse sin Xavi, Iniesta y Busquets. Una bella mutación hacia el futbolista más total jamás visto. ¿Cómo no va ser mejor el Barça cuando él juega?

Que Leo sea imprescindible no es problema. Lo que debe encontrar el Barça de Lucho es la manera de minimizar su ausencia. Si no tienes a Messi y tienes a Iniesta, la magia no puede estar en el banquillo. Ya sé que el plan es el plan y la lección del año pasado exige hacer caso al GPS, pero ojo que por el camino se han quedado muchos puntos, algunos imputables a un exceso de rotación. Compro el plan de Lucho porque se lo ha ganado y confío en el fondo de armario (aprender el idioma no es fácil). Pero toco madera para que Leo sea Leo en Anoeta y el Clásico