FINAL AL SPRINT
Carlsen y Karjakin se juegan hoy el título mundial en un tenso desempate a 4 partidas semirrápidas El noruego, muy criticado, se la juega en un formato arriesgado del que es también campeón
No va más. El Fulton Market Building de Nueva York, escenario del duelo por el título mundial de ajedrez, se dispone a vivir hoy (20.00 en España) un final al sprint que convertirá en campeón al defensor de la corona, el noruego Magnus Carlsen, 25 años, o al aspirante, el ruso Sergey Karjakin (26). Será un desenlace tenso, emocionante, en un formato poco común y no exento de polémica.
Carlsen y Karjakin se juegan la condición de mejor jugador del planeta en un desempate en formato reducido. “Es como una prórroga”, apunta Carlsen, reacio a compararlo con una tanda de penaltis. Lo dice, y tiene su importancia, porque al campeón y al aspirante -sobre todo al primero- le llovieron críticas el lunes por sus prisas para forzar tablas en la última de las 12 partidas de este Mundial, para firmar un marcador global de 6-6 y llegar al desempate,
que se juega en cuatro partidas semirrápidas a 25 minutos más 10 segundos adicionales por movimiento. Si persiste la igualdad, el ritmo de la siguiente tanda será aún más frenético: 4 partidas ‘blitz’, a cinco minutos, y si siguen empatados, la ‘muerte súbita’, en las que las blancas tendrán un minuto más de reloj que las negras -5 por 4, y se sortean los colores-, pero están obligadas a ganar, porque en caso de tablas la victoria, y el título mundial, sería para las negras.
Las prisas de Carlsen por ‘entregar’ el empate el lunes y llegar al desempate no gustaron a nadie, empezando por el público que asistía en directo a la partida pagando entradas de 200 a 500 dólares, y a los que se les ha conservado el privilegio de asistir hoy al desenlace sin pagar de nuevo. “Lo siento, pido disculpas a los aficionados. Cuando acabe el Mundial explicaré por qué lo hice”, dijo en tono enigmático el noruego, que en teoría juega con ventaja en esas partidas semirrápidas, especialidad de la que es campeón del Mundo. “Es el favorito, sí, pero también lo era en las partidas largas y aquí estamos. Es duro jugar contra alguien tan bueno, pero yo aún puedo ganar”, dice Karjakin, que aspira a ser el primer campeón ruso desde Vladimir Kramnik en 2006. Y a Karjakin tampoco se le da mal este formato: era campeón de semirrápidas cuando Carlsen le arrebató el título. Carlsen se juega su corona en un campo de minas. En las semirrápidas disminuye el tiempo para pensar y construir y crecen los riesgos, lo que lleva a los jugadores a ser más especulativos, aunque las opciones de tablas disminuyen porque la premura de tiempo es directamente proporcional al peligro de cometer errores. En cualquier caso, Carlsen dejó escapar el honor de ganar a lo grande y sin desempate, en la última partida, como sí hizo Kasparov en el Mundial de Sevilla en 1987