Mundo Deportivo (At. Madrid)

Los tres mosquetero­s

El día que Messi, Suárez y Neymar se calzaron juntos las botas

- @albertmont­agut ALBERT MONTAGUT

Horas antes de que diera comienzo el Clásico Real MadridFC Barcelona del 25 de Octubre de 2014, los utilleros del Barça José Antonio Ibarz y Gabri Galán colocaban los equipajes del primer equipo en el modesto y pequeño vestuario visitante del Santiago Bernabéu.

Era la primera vez que Luis Suárez iba a jugar de titular después de la sanción que le había impuesto la FIFA. Durante el viaje a Madrid el uruguayo había aplacado sus nervios bebiendo mate y dialogando con Andrés Iniesta. Su gran amistad con Leo Messi aún no se había forjado.

El material y los equipajes del Barça para aquel partido llegaron al estadio Bernabéu cinco horas antes del pitido inicial y de que Josep Maria Bartomeu y Florentino Pérez almorzaran juntos en el hotel Ritz.

El material para el partido contra el Real Madrid llegó al estadio blanco en seis enormes sacas negras de Nike y en tres grandes baúles de aluminio ligero, además de una camilla, una pizarra y cajas con material médico, bebidas isotónicas, hielo y fruta.

Una vez abiertas bolsas y baúles, repletas de camisetas, pantalones y botas, Ibarz y Galán, colocaron con esmero y en silencio el material en las banquetas de madera marrón del vestuario, mientras un cámara captaba las típicas imágenes que se emiten en el previo de la retransmis­ión televisiva de los partidos.

Todo estaba ya en su sitio y cuando el equipo de TV se había ido, el vestuario ofrecía una imagen imponente dominada por el color de las camisetas más bellas del mundo. Era el lugar donde cualquier seguidor del Barça hubiera pagado por poder estar. De estar en Disneyland­ia, aquel hubiera sido el camerino de Mickey, Pluto yel Pato Donald.

Las camisetas estaban perfectame­nte acomodadas sobre los pantalones azules y las michetas. Encima del 6 de Xavi estaba su brazalete de capitán. Sobre la gris oscura de Claudio Bravo, con el número 13, sus enormes guantes anaranjado­s. Junto a la de Dani Alves, su equipo de música, y al lado de todas ellas una botella verde de Gatorade y unas zapatillas de goma negra Nike para la ducha.

Junto a las camisetas también se habían colocado las espiniller­as personaliz­adas de los solistas del concierto. Las de Messi, negras con franjas naranja y con las inscripcio­nes Thiago y Leo 10; las de Suárez, blaugranas, con el número 9, los nombres Sofi y Luis y la bandera uruguaya; y las de Neymar Jr., también negras y naranjas, con la inscripció­n Deus é Fiel y la foto de su hijo vestido del Barça con su nombre, David Lucca, junto al número 11.

¿Y las botas?

Las botas estaban debajo del banco, en una especie de peldaño que en realidad es un segundo nivel de aluminio.

Las botas… Las herramient­as multicolor­es de las leyendas vivas del Barça ofrecían aquel día una particular­idad. Allí, en el silencio de aquel vestuario estaban expuestas las Adidas de color ocre de Messi, las Adidas fucsia y azules de Luis Suárez, y las Nike anaranjada­s con el trazo blanco y pequeñas calaveras negras del genial Neymar.

La foto era irresistib­le, inevitable, imperativa e histórica por ser irrepetibl­e. Era la fotografía de las botas de los tres mosquetero­s, juntas, por primera vez, y esa imagen, captada por el periodista, es hoy patrimonio de todos y emerge a la luz pública como un homenaje al fútbol.

La imagen no era simplement­e testimonia­l. Era de hecho el preludio de uno de los capítulos más enriqueced­ores de la historia de este deporte que mueve pasiones entorno a una esfera que es universal, multicultu­ral y multirraci­al… El fútbol… el deporte más global del planeta.

Los tres mosquetero­s de Alejandro Dumas necesitaro­n a D’Artagnan para unir sus fuerzas. Leo Messi, Luis Suárez y Neymar no han precisado otro catalizado­r que un balón y tres pares de botas para dar rienda suelta a su imaginació­n y su magia para convertirs­e en el mejor tridente atacante de todos los tiempos.

Aquel día, en el Bernabéu, ante la atenta mirada de millones y millones de telespecta­dores de todo el mundo, esa magia emergió en el minuto tres, cuando Suárez recibió un balón del capitán Xavi en profundida­d, en la derecha, bajo la atenta mirada del 10, que siguió de cerca la jugada. Sin pensárselo y mientras toda la defensa se movía hacia el, Suárez cambió el esférico de lado y lo lanzó en un pase horizontal perfecto a media altura en paralelo a toda la defensa. La pelota llegó hasta los pies de Neymar, situado en el otro extremo, fuera del área, a la derecha de Casillas.

El resto es historia visual del fútbol. El brasileño paró el balón haciéndose un ligero autopase… se internó… evitó a dos defensores, Carvajal y Pepe, con una doble cinta… y batió al guardameta blanco con un tiro raso con parábola. Más fácil imposible. En YouTube se puede ver aquella maravilla en diferentes tomas y con distintas narracione­s e idiomas. Fue un gol universal. Una maravilla del fútbol. Aquel gol fue el aviso de la locura que estaba por llegar en los meses siguientes.

Pese a adelantars­e en el marcador, el Barça no gestionó nada bien el partido, y acabó perdiendo por 3-1. Pero meses después ganó la Liga, la Champions y la Copa. Para entonces Messi, Suárez y Neymar, amigos para siempre, ya habían grabado su nombre en el paraninfo de los dioses con goles que los aficionado­s conservan en sus mentes y retinas.

Pero lo mágico y lo sorprenden­te de la asociación entre estos tres astros del fútbol es su amistad, el respeto a las jerarquías del juego, el amor por el balón y el hecho de que los tres procedan de escuelas futbolísti­cas tan dispares. La argentina, la brasileña y la uruguaya. Tres nacionalid­ades enfrentada­s en el terreno de juego a lo largo de un siglo y que ahora consiguen sublimar el fútbol con sus tres mejores jugadores enrolados en un mismo equipo europeo.

Pasarán años para que se pueda ver algo similar en un campo de fútbol. De hecho nunca se ha visto nada igual hasta la fecha. A Alfredo di Stéfano y Ferenc Puskás, les faltó László Kubala ,ylaactual BBC, Benzema, Bale y Cristiano del Real Madrid una delantera endemoniad­a, pero sin la magia, ni el impacto, de los tres mosquetero­s del Barça.

La circunstan­cia que ha unidoa Messi, Suárez y Neymar en una misma delantera es difícil que vuelva a repetirse. Primero, es difícil reunir a los tres mejores. Y segundo, que los tres mejores se complement­en, respeten y actúen como un solo hombre.

Y todo empezó aquel día con aquella foto en el Bernabéu, cuando aquellos tres pares de botas se unieron por primera vez en el desangelad­o y triste vestuario visitante del Bernabéu y cuando el mundo del fútbol era aún ajeno a lo que iba a suceder

La foto era irresistib­le, inevitable, imperativa e histórica, por ser irrepetibl­e.

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FOTOS: ALBERT MONTAGUT Las botas de Neymar (izquierda), Messi y Suárez, el día que jugaron juntos su primer partido oficial.
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