Creativo bajo presión
El enfoque del extraordinario Magnus Carlsen en la lucha ajedrecística representa un reto al paradigma existente, alejándose, en varias de sus creaciones, de la moderna teoría de las aperturas como ya había hecho anteriormente el jugador noruego en torneos de élite. Ello no representa que no conozca a fondo las líneas clásicas más utilizadas. Al contrario: su mente las tiene bien grabadas. S u victoria ante Sergey Karjakin, mucho más difícil de lo esperado, no la motivaron sus innovaciones y alguna rareza, sino su innato talento y sus excepcionales virtudes en el intelectual deporte. También es el número uno actual gracias a su continuado esfuerzo mental y físico a lo largo de su corta, pero prolífera carrera. Carlsen tuvo algún altibajo a lo largo del match, como sucede a todos los grandes campeones en una competición tan larga, pero la revalidación del título mundial es merecida y justa, aunque fuera en última instancia y en las partidas de desempate. E l sorprendente y brillante sacrificio de la dama en la última jugada del Mundial, además, pasará a la posteridad y continuará vigente la popularidad mediática de Carlsen con su halo de invencibilidad. Las grandes jugadas, especialmente en los escenarios más difíciles y de mayor presión, construyen la leyenda de los grandes campeones. D e Sergey Karjakin debe reconocerse su inmensa clase y la capacidad mostrada en Nueva York para oponer inusitada resistencia, encontrar increíbles recursos defensivos y, con sangre fría, defenderse durante largas jugadas. Quizás le falte arriesgar algo más en posiciones superiores, pero su país, Rusia, y el mundo entero deben agradecerle este apasionante duelo, manteniendo la incertidumbre hasta el último día del Campeonato. El dúo CarlsenKarjakin merece con creces el calificativo de ‘monta tanto, tanto monta, Magnus como Sergey’