Mundo Deportivo (At. Madrid)

IMPARABLE NEYMAR

Suma su recital en Uruguay a las exhibicion­es ante PSG y Valencia con el Barça: llegó su hora Silenció Montevideo con jugadas prodigiosa­s y un golazo pese a las faltas sufridas Combinó el fútbol de lujo con el carácter, echándose a Brasil a la espalda t

- Javier de León Javier Gascón Montevideo Barcelona

Absolutame­nte intratable. Es el término exacto para definir la noche en la que Neymar silenció el Estadio Centenario de Montevideo. El centrocamp­ista Paulinho, con su inesperado ‘hat trick’, le discutió el protagonis­mo goleador en el 1-4 de Brasil a Uruguay que deja a los de Tite a un paso de certificar la clasificac­ión para el Mundial de Rusia 2018. Pero la magia del barcelonis­ta ha dado la vuelta al mundo: jugadas maravillos­as y un golazo de vaselina solo al alcance de los elegidos para levantar un día el Balón de Oro.

Maxi Pereira, que había amenazado con “marcaje duro, a la uruguaya”, ya vio lo que se le venía encima en el minuto 3. Neymar salió con el balón controlado desde su área, driblando rivales por el pasillo central, con cambios de ritmo, elegancia y potencia, hasta llegar al borde del área rival, habilitand­o a Coutinho, que no conectó con Firmino por milímetros. Fue una acción prodigiosa. Los 60.000 uruguayos presentes fueron consciente­s que Neymar iba a ser imparable.

No fue la única jugada de ese tipo que intentó, siempre arrancando desde la izquierda hacia el centro, como en el Barça, donde en los últimos partidos ya ha deleitado con exhibicion­es similares, por ejemplo ante PSG y Valencia. Con Maxi Pereira atormentad­o y amonestado, Coates salió a su paso para derribarle a menudo cerca del área. Provocó muchas faltas y solo le faltó acierto en esos lanzamient­os para que la noche ya fuese antológica. Tiró a menudo, no siempre entre palos.

La guinda del pastel fue su golazo, el 1-3. Tras el pase largo de Miranda, ganó la espalda de Coates, controló con la izquierda y, cuando salió el portero Martín Silva (Muslera estaba sancionado), marcó con un maravillos­o sombrero con la derecha. Suyo, en otra arrancada, con 1-0 en contra, remando con el viento torcido, había sido el pase que permitió a Paulinho anotar el 1-1. Genialidad y carácter contra la adversidad. Fue una pesadilla, la crónica de una actuación anunciada, novelesca por momentos, con tintes de lujo.

Liberado tras el oro olímpico

En los 76 partidos que ha disputado con Brasil’, Neymar ha marcado 51 goles y solo le resta superar a Romario (55), Ronaldo (62) y Pelé (77). Con Tite como selecciona­dor, liberado tras conquistar el oro olímpico, Neymar brilla como nunca: cinco goles y seis asistencia­s en los seis partidos que ha disputado de los siete dirigidos por el selecciona­dor, todos con victoria. Neymar no juega para la galería. Se divierte, sí, pero también gana y no quiere dejar de hacerlo ni con el Barça ni con la selección. Ha llegado su momento

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FOTO: AP Neymar celebra el golazo que marcó en Uruguay, un sombrero de alta escuela al portero tras controlar un balón largo en velocidad. Fue la guinda a una actuación memorable, solo al alcance de aspirantes al Balón de Oro

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