La gabardina de Johan

En el sobrio escenario de la presentación de los acuerdos entre el Barça y la familia Cruyff para perpetuar la memoria del genio holandés no hubiera sobrado la gabardina que tantas veces vistió Johan, con su característica elegancia, y que simboliza sus ocho temporadas en el banquillo del Camp Nou. La misma que inmortalizó en aquel anunció inolvidable de la consellería de Sanitat de la Generalitat en que advertía de los riesgos del tabaco, mientras pateaba como si fuera un balón un paquete de cigarrillos.

Puede que como dicha prenda ha caído últimamente en un cierto desuso que ‘el flaco’ ya no la conservase en su fondo de armario, a pesar de que había dispuesto de dos versiones, una de convencional y otra de invierno forrada de visón. Lo cierto es que Jordi Penas bien haría en averiguar de la existencia de alguna de aquellas gabardinas de Johan para que alguna se pueda exhibir junto a su camiseta blaugrana con el número nueve y su tercer balón de oro en el espacio Cruyff que se habilitará en el museo del club. T ras un año de discretas conversaciones entre el Barça y la familia del astro holandés, encabezadas por los dos Jordi, Cardoner y Cruyff, ejemplo de concordia, se ha alcanzado una equilibrada entente en la que el recuerdo de la figura de Johan quedará perpetuada como se merece una de las figuras más influyentes del barcelonismo, Un acuerdo que es consecuencia de una de las últimas voluntades de Johan que poco antes de su adiós expresó a sus allegados su deseo de morir en paz con el Barça. Ponerlo ahora en entredicho por considerar una supuesta ilegitimidad de una de las partes únicamente obedece a los que preferirían mantener abierta en beneficio propio la herida del resentimiento