El rey honra la Copa
El señor de las finales puso en valor al Barça: marcó un gol, ideó otro y dio una asistencia; 30 títulos, como Iniesta
Messi honró el final de etapa de Luis Enrique con otra actuación memorable. Enalteció al técnico liderando su tercera Copa consecutiva y su noveno título en tres temporadas pero también al Vicente Calderón el día de su cierre. El relato de la finalísima lo escribió el crack argentino cómo, cuándo y cuánto quiso. Por eso es el señor de las finales, por eso ha ganado 20 de 25 y ha marcado 26 goles, el último ayer, y ha dado 10 asistencias, por eso es el mejor del mundo y Pichichi de esta edición (5). Los tres tantos ante el Alavés tuvieron su presencia y en cada uno rotuló renglones mágicos.
Leo es así. Disfrutar del fútbol como el primer día y, sobre todo, pone en valor al Barça. Le da igual el ruido mediático de su alrededor. Combatirlo, competir y ganar. Abrió el marcador con un gol genéticamente puro, de los suyos. Fue al segundo intento, porque en el primer cayó tumbado por la impotencia vitoriana. Se salió de la jaula, buscó el apoyo de Neymar y chutó de rosca con la zurda firmando otro golazo para enmarcar. El balón cayó a peso. En el segundo, ideó la apertura para el centro de André Gomes y en el tercero, imponente en el cuerpo a cuerpo, se zafó de hasta cuatro rivales para asistir a Paco Alcácer. No tuvo como aliado a su amigo Suárez, pero eso es lo de menos. No ve siglas sino ocasiones. Le da igual la MSN o el MAN. Juega y hace ganar. La final empezó y acabó con Messi, aunque hubiera preferido que Mascherano se hubiera lesionado. Ya tiene 30 títulos como Iniesta.
Triple de Ney y grito de Alcácer
Neymar se propuso ser también actor principal, y lo consiguió por su gol, el segundo del Barça. El brasileño será recordado por ser un tipo combativo también en la adversidad pero, además, por su flirteo con las finales coperas. En las tres jugadas con Luis Enrique como entrenador condecoró el título con un tanto. En la edición de 2016 cerró el resultado ante el Sevilla y también dio en la diana en aquella de hace dos años en el Camp Nou frente al Athletic. El año de Tata Martino, el 2014, el Barça también se la jugó en Copa pero el Real Madrid le impidió darle lustro a su debut. Después de su celebración, de sus gestos, de su guiño a la cámara y de su baile, ‘Ney’ se abrazó a Suárez. A la conclusión del choque lo hizo con Paco Alcácer, que se elevó al cielo dejando pasar el balón para que marcara.
El ex del Valencia le estará tremendamente agradecido a Messi. Ya es historia azulgrana y, en parte, es gracias al argentino. Cuando anotó, Alcácer se reivindicó gestualmente. “Me lo merecía” pareció decir. Sacrificado y disciplinado, vino a jugar lo que le dejara la MSN y no ha sido mucho. Pero con tan poca moldura, Alcácer fabricó una armadura que le permitido sobrevivir y aligerar el peso de esos 30 millones que costó y que muchos se lo fueron recordando