La clave, un putt para salvar el par
El americano embocó luego tres birdies consecutivos que sentenciaron el torneo
Rahm juzgó como clave en la última jornada un putt para salvar embocado en el hoyo 13. Un putt de poco menos de tres metros. En ese momento, la clasificación echaba humo, con Koepka y Harman empatados en -13.
El norteamericano lo tiró sólido, entrando por todo el centro del hoyo. Acto seguido firmó tres birdies consecutivos, y definitivos, para ganar el US Open. El primero de ellos, en el 14, coincidió con dos bogeys seguidos de Harman en los hoyos 12 y 13.
A ojos de cualquier aficionado, el momento clave de la vuelta final es precisamente ese birdie en el hoyo 14. Sin embargo, el campeón no lo vio así. Koepka afrontó ese delicado putt de par en el 13 con ciertas dudas. Había fallado dos seguidos desde la misma distancia en los hoyos 10 (para par) y 11 (para birdie). Los dos errores fueron idénticos. Putts tirados de manera muy tímida que no llegaron al hoyo.
El recuerdo estaba fresco y Brooks no estaba por la labor de que le volviera a pasar. Estudió mucho el putt. Justo antes de tirarlo se dijo: “Brooks, a tablero, que toque la parte trasera del agujero”. Así lo hizo. Con determinación y directo a la cazuela.
Ese putt le dio a Koepka toda la confianza que necesitaba. Acto seguido hizo los tres birdies. Ninguno ‘dado’: metro y medio (14), tres metros (15) y cinco metros (16). Ahí abrió hueco y ganó el US Open. “El putt clave fue el del 13, ése putt de par fue el que me dio la confianza necesaria. En el 10 y en el 11 había tirado dos putts muy pobres y tenía que ser más agresivo. Pensé en tocar la parte de atrás del hoyo. Lo hice y eso me dio confianza hasta el final”, reconoció Koepka