De Thiago a Verratti
El Barcelona ha ido al mercado para reforzarse con jugadores que ya tenía (Deulofeu, Bellerín) o con lo más parecido que hay a lo que ya tenía
En el verano de 2012, el Barça valoró muy seriamente la contratación de un joven jugador del Palermo. Un pequeño (1,65) líder que encajaba perfectamente en el retrato robot de los peloteros nacidos para jugar de blaugrana. No era exageradamente caro y menos teniendo su calidad. El dinero no habría sido el problema. La dificultad, que entonces se consideró insalvable, era que el centro del campo del Barcelona tenía futbolistas consagrados (Xavi, Cesc, Iniesta, Busquets) y, sobre todo, dos promesas en la cantera (Thiago
Alcántara y Jonathan dos Santos )a quienes la llegada de Verratti hubiera coartado el crecimiento profesional. El talento italiano acabó en el PSG: 12 millones.
En 2013, sólo un año después y de forma incomprensible, Thiago no completó el 60% de los minutos exigibles para que su cláusula pasase de 18 a 90 millones y el centrocampista de mayor proyección se marchó al Bayern. Ahí sigue, renovado ahora hasta 2021 y fijo en La Roja para el seleccionador Julen Lopetegi. El mayor de los Alcántara fue traspasado por 25 millones, 24 en efectivo más uno de un partido amistoso. Un negocio más que relativo entonces - con los ‘intocables’ en el centro del campo - pero que ahora parece ruinoso porque Verratti, si al final lo consigue firmar el Barcelona, costará como poco cuatro veces más de lo que obtuvo por Thiago. Un futbolista que si hubiera seguido en el Camp Nou hoy no habría necesidad de ir al mercado para firmar, a precio de oro, a uno de sus mismas características.
Pero esto, hoy, es así. Sea por las circunstancias propias del fútbol, sea por la perversa posición de los astros, o sea por decisiones puntuales equivocadas, nos encontramos con el Barça en la cola del mercado intentando comprar jugadores que, literalmente, ya tenía (Deulofeu) o intentándolos comprar (Bellerín, que también). Y además, con el Bayern pidiendo 90 millones por Thiago , se las ve y se las desea para hacerse con lo más parecido que pueda encontrarse
Marco Verratti, aquel pequeñito de 19 años que la rompía en Palermo y no por quien no se apostó ni entonces ni en sus primeros tres años en el PSG.
Entonces, ya sin Thiago, sin Cesc, sin Xavi, sin el menor de los Dos Santos, la apuesta parisina eran los centrales Thiago Silva y Marquinhos, que siguen allí. Eso sí, desde París vino Lucas Digne por 16 millones