Mundo Deportivo (At. Madrid)

A SANGRE FRIA

Calmejane logró una heroica victoria en solitario en la octava etapa, tras atacar a falta de 18 kilómetros Sky se empleó a fondo para salvar el liderato de Froome y después los favoritos sellaron las tablas

- Celes Piedrabuen­a

Se esperaba que la octava etapa del Tour de Francia, de 187,5 kilómetros, entre Dole y la estación de Rousses, fuera dura, pero quizá no tanto, sobre todo si se tiene en cuenta que hoy se disputa la que ha sido definida por la mayoría de supervivie­ntes de la carrera como la más dura de la ronda gala. Pero esto es el Tour y en el Tour no hay día de descanso. Prueba de ello fueron los kilómetros en los que Chris Froome llegó a perder el maillot amarillo de líder, producto de una jornada en la que se fue muy fuerte de inicio, provocando varios cortes y rompiendo la carrera en varios pedazos.

El ritmo de partida fue elevado, pero no fue hasta superar la primera cota del día –Col de la Joux, de 3ª– que saltaron las primeras alarmas, formándose un grupo de 50 corredores en cabeza que poco a poco fueron tomando distancia con los favoritos al podio de París, pendientes unos de otros y de ver cuál de ellos daba el primer paso. En una situación que recordó un poco la película que se vivió en la etapa de Formigal de La Vuelta, aunque con distintos protagonis­tas, a falta de 91 kilómetros saltaban del grupo delantero Barguil y Pauwels, en un instante de carrera

en el que Froome perdía 3’41”. La etapa seguía a un ritmo endiablado y a menos de 45 kilómetros sólo se quedaban en cabeza de carrera ocho privilegia­dos –Jan Bakelants (AG2R-La Mondiale), Nicolas Roche y Greg Van Avermaet (BMC), Serge Pauwels (Dimension Data), Warren Barguil (Sunweb), Robert Gesink (LottoNL-Jumbo), Simon Clarke (Cannondale-Drapac), Lilian Calmejane (Direct Energie) y Michael Valgren (Astana)–, perdiendo a estas alturas el grupo del maillot amarillo del líder 2’40”.

Susto para Chris Froome

Daba la sensación que Froome y sus lugar tenientes lo tenían controlado. El líder puso a sus mejores hombres a trabajar, estirando el grupo y neutraliza­ndo así cualquier táctica ofensiva de los rivales, jugando con los kilómetros y con todos los detalles de la etapa. A sangre fría. Pero Froome , en un despiste, dio el susto al negociar una curva, saliéndose y teniendo la fortuna de que existiera una escapatori­a. Solventó la situación con clase y se reincorpor­ó a la disciplina de un grupo en el que no se vio a Movistar, y donde Astana y Trek-Segafredo, con Alberto Contador y Fabio Aru, asomaron tímidament­e la cabeza. Fruto de la eficacia del rodillo del Sky las diferencia­s se fueron reduciendo y, quizá por ello, a falta de 18 kilómetros saltó Lilian Calmejane del grupo de cabeza. Saliendo de una curva se puso de pie encima de su BH y se fue directo a por la victoria. Metro a metro el galo fue arañando segundos, persiguien­do su sueño, mientras ascendía la última cota del día (11,7 km con una pendiente media del 6,4%), cuando saltaron las alarmas. A falta de 4,6 kilómetros le dieron calambres y llegó a temerse por su victoria, pero el de Direct Energie se recuperó y encima dotó de tintes épicos y dramáticos su primera victoria en el año de su debut en el Tour y su segunda en una grande, después de la lograda en la Vuelta en 2016.

Tras él entró Gesink y pisándoles los talones el grupo de los favoritos, algunos de los cuáles lo hicieron con la lengua fuera, confiados de recuperars­e de la mejor forma posible del esfuerzo físico ante la prueba de fuego que les espera hoy

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FOTO: GETTY El francés Lilian Calmejane cruzó la línea de meta en Station des Rousses con 37” de margen sobre el segundo clasificad­o, el holandés Robert Gesink, y con un margen de 50” sobre el grupo de los principale­s favoritos

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