La próxima número 1
GARBIÑE ARRASÓ. Borró a Venus Williams después de levantarle dos pelotas de set. Muguruza encadenó nueve juegos seguidos venciendo y se impuso en Wimbledon, el paraíso de la hierba, el lugar reservado a las más grandes. Conchita Martínez, la única española que lo había conquistado en 1994, actuó ayer como entrenadora de Garbiñe, porque su técnico está a punto de ser padre y no pudo estar en la gran cita. 23 años más tarde, Conchita volvió a saborear la victoria en Inglaterra, esta vez como entrenadora de una jugadora capaz de llegar a ser la número uno.
LO TIENE TODO PARA SERLO. Cumplirá 24 años en octubre, mide 1,83 y es una depredadora en los grandes torneos. Solo ha ganado cuatro títulos en su palmarés, pero dos son de Grand Slam (Roland
Garros y Wimbledon). Con la cancha llena de público, en un partido de tensión, ante una gran rival, ahí es donde mejor rinde esta vasca nacida en Caracas
(Venezuela), que reside en Ginebra porque así está más cerca del entorno de su entrenador francés. En Wimbledon, además, ha mostrado un plus: defiende muy bien. Le faltaba convertir golpes defensores en puntos ganadores y lo ha logrado. Lo ha hecho a lo Nadal. Ayer, mientras arrasaba a Venus, en ocasiones recordó al gran tenista de Manacor.
“SOLO TENGO MIEDO DE MÍ MISMA”, le dijo en una entrevista reciente en Mundo Deportivo a Ángel Rigueira. Es una jugadora sin límite. Con las condiciones precisas para ser la mejor y tomar el relevo de las Williams. Tiene recorrido, una ambición impresionante y el tenis suficiente para encaramarse a lo más alto. Tiene razón. Su principal enemigo es ella misma, el control de las emociones, pero es una mujer diseñada para ser la número uno del mundo. Ayer en Wimbledon quedó muy claro