La venganza de Al-Khelaifi
Dicen que la venganza es un plato que se sirve frio y la ahora inminente marcha de Neymar al PSG suena a ‘vendetta’ de su propietario
Nasser Al Khelaifi por los devaneos del Barça por Verratti. Mientras le decía a Bartomeu que ni le llamase para negociar el traspaso del centro campista italiano, por detrás le llenaba la cabeza al padre de Neymar con un ofertón irrechazable y dispuesto a cubrir la cláusula de salida del Camp Nou de 222 millones de euros. En el duelo mantenido para arrebatarse los cracks esta ha sido la gran ventaja del PSG, que en Francia no está obligado a introducir ninguna cifra de blindaje en los contratos de los futbolistas, mientras que por la existencia del Decreto 1.006 los clubs sí están obligados en España. A esto se le llama jugar con las cartas marcadas, pero con la ventaja de que los petrodólares procedentes de Qatar van a permitir financiar una operación inalcanzable para cualquier otro club, si al PSG se le puede considerar un club de fútbol al uso.
De concretarse, como todo indica, la marcha de Neymar, para el Barça se abre un enorme interrogante de cómo invertir los 222 millones. Las opciones son diversas y para los dirigentes blaugrana se plantea la posibilidad de diseñar una de esas operaciones comerciales de comprar a dos cracks por el precio de uno, como podrían ser Coutinho y
Mbappe –porque a Verratti, tras lo sucedido, lo daría por descartado–, pero sin olvidar también al danés
Eriksen, del Tottenham, muy del agrado de los técnicos.
Lo que está claro que la fuga de
Neymar agitará, y de qué manera, el mercado con claros signos inflacionistas. Estamos ante el mayor negocio de la historia del Barça, que ha recuperado con creces los más de cien millones que dicen que acabó costando el fichaje de Neymar. Ahora únicamente falta que no dilapiden las ganancias tal como sucedió con Figo