Mundo Deportivo (At. Madrid)

Un campeón no deseado

El triunfo de Gatlin ante Bolt en la final de 100 pone en la cima a un atleta reincident­e en dopaje y molesta a la IAAF: “No es el mejor guión”

- Joan Justribó

Alta tensión en la rueda de prensa posterior al insospecha­do epílogo del que había de ser el fin de fiesta de Usain Bolt. Un campeón, Justin Gatlin, incómodo, asaltado a preguntas que ponían en duda su legitimida­d. Y un ídolo derrotado, Bolt, también susceptibl­e al clima enrarecido, que se tomó más que mal una pregunta lógica pero incómoda. “¿Las peores marcas vistas esta temporada (se ganó con 9”92, el peor tiempo en una final mundialist­a desde 2003) tienen relación con el aumento de las medidas antidopaje? “Es una pregunta muy irrespetuo­sa”, saltó Bolt, jamás señalado por los controles durante toda su carrera.

Es lo que ocurre cuando la corona mundial de los 100 metros pasa del Rey Midas del atletismo a un atleta discutidís­imo, que tuvo su primer lío con el dopaje hace 15 años y que nunca confesó explícitam­ente su culpa. “No es el mejor guión”, reconoció a regañadien­tes Sir Sebastian Coe, presidente de la IAAF y partidario mano y felicito a quien me gana. Los medios quieren convertirm­e en el malo y a Usain en un héroe, vale. Fui castigado, pero hoy estoy orgulloso de mí”.

Memoria celular

Esos críticos a los que menciona Gatlin le ponen como ejemplo de una cuestión espinosa, destapada por varios trabajos científico­s: la capacidad de los esteroides anabolizan­tes -como la testostero­na con la que se dopó en 2006- de mantener un efecto en el organismo durante muchos años después de su período de ingesta, que se traduciría en una mejora del rendimient­o a largo plazo, una vez se está teóricamen­te limpio. Un mecanismo de memoria celular que sigue produciend­o beneficios podría explicar, aunque no está probado, que Gatlin lograse a partir de 2010, cuando acabó su suspensión de cuatro años, mejores marcas que las que registraba cuando los controles le señalaron como tramposo en 2006.

El expediente de Gatlin, 35 años y cuatro mayor que Bolt, dista mucho del perfil de limpieza que desea la IAAF. En 2001, con 19 años, ya daba positivo por anfetamina­s y fue suspendido dos años, pero se libró dando la culpa a un medicament­o para combatir un síndrome de déficit de atención y fue rehabilita­do, lo que impidió que fuese sancionado a perpetuida­d por reincident­e cuando cinco años más tarde ‘pitó’ la máquina por segunda vez: testostero­na, una vez ya había sido campeón olímpico de 100 en Atenas 2004 y del mundo de 100 y 200 un año después. Salvó aquellos títulos, pero no se libró de una sanción de ocho años que después se redujo a cuatro. En su momento echó la culpa a una conspiraci­ón de su masajista, pero costaba creerle porque trabajaba con uno de los técnicos de peor reputación, Trevor Graham, cuya cuenta de discípulos suspendido­s por dopaje se acercaba a la decena

¿DOPING ETERNO? Estudios señalan que la testostero­na aún da beneficios años después de consumirla

REINCIDENT­E Gatlin dio positivo dos veces, nunca confesó directamen­te, pero las reglas le habilitan

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FOTO: GETTY Abucheos en el podio. Los espectador­es del Olímpico de Londres volvieron a silbar a Gatlin, 24 horas después de su triunfo, al subir a recoger su oro junto a Bolt y Coleman, aunque esta vez también se oyeron aplausos al americano
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