Mundo Deportivo (At. Madrid)

dolo de San Paolo En diez años ha logrado firmar 113 goles y 88 asistencia­s como mediapunta

Desde que aterrizara en el 2007 en Nápoles, Marek Hamsik enamoró a la grada con su talento y liderazgo ejemplar

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No lo lograron Higuaín, tampoco Cavani, de ninguna manera Mertens y menos ahora Lavezzi. Ninguno de los cuatro goleadores consiguier­on enamorar a la ciudad de Nápoles como lo ha hecho su mayor estandarte en la última década: Marek Hamsik. El eslovaco transmite en el terreno de juego la pasión con la que los ‘tifosi’ más temidos de Italia viven el fútbol. Tiene ese fuego, esa furia, que conquistó a San Paolo el primer día que aterrizó con un peinado poco común y, sobre el papel, impropio de un futbolista.

Desde ese 2007 en el que ‘Marekiaro’ aterrizara en el ‘Partenopei’ con 20 años han pasado siete años para que el centrocamp­ista se convirtier­a en uno de los mejores jugadores en su posición y pieza clave del equipo en la mediapunta. Fue indispensa­ble desde el primer día para Edoardo Reja, técnico que tuvo el acierto de incorporar­lo, y más lo es ahora para Maurizio Sarri, con el brillante brazalete de capitán en su brazo izquierdo.

Criado en la cantera del Bratislava de Eslovaquia Hamsik abandonó su tierra natal para recalar en el 2004, con solo 17 años, en un Brescia que por entonces militaba en la Serie B pero que tuvo el ojo de fichar a un jugador que se convertirí­a en uno de los más determinan­tes de Italia. Tras tres temporadas y 74 partidos en sus espaldas en lo que para aquel entonces se considerab­a un chaval (no tenían protagonis­mo jugadores tan jóvenes en esas épocas), llegó el Nápoles y puso 5,5 millones de euros sobre la mesa, un precio realmente bajo por lo ofrecido en todos estos diez años.

Y Hamsik se volvió capital desde el primer día. Jugando por detrás de Lavezzi, que por aquel entonces era la figura del equipo, se vio claro que el eslovaco sería el socio perfecto para cualquier delantero. El argentino, como punta, anotó 11 goles esa temporada y Marek, recién aterrizado y jugando algo más retrasado, tiro abajo la puerta de la Serie A con 9 tantos en 34 partidos, una gran cifra para un jugador de 20 años que no jugaba en la última línea de ataque.

Ese año fue el de la sorpresa. El estallar de una figura que lo ha ido confirmand­o año tras año y que solo se permitió tener un bajón en la temporada 2013/14, en la que firmó sus peores cifras (7 goles y 6 asistencia­s) desde que llegara a San Paolo. Pronto se metió a la afición en el bolsillo y dejó de ser más famoso por sus peinados que por su fútbol. Puso en jaque a las defensas rivales gracias a su potencia, descaro y capacidad de tiro desde la media distancia. Fue un rayo de luz para un equipo en la sombra y al que tardó cuatro temporadas en llevarlo de vuelta a Europa y convertirl­o en uno de los mejores de la Serie A. En diez temporadas, y con 451 partidos a su espalda como napolitano, ‘Marekiaro’ ha conseguido anotar 113 tantos, una cifra muy elevada para un centrocamp­ista que, además, ha sido capaz de repartir 88 goles al resto de sus compañeros, convirtién­dolo en uno de los jugadores más completos del panorama actual.

No se sabe si fruto del azar o no, pero Hamsik aterrizó en Nápoles, un sitio ideal para el carácter y caracterís­ticas del centrocamp­ista. Muchos han pasado durante esta década pero ninguno ha sido capaz de dejar la huella del eslovaco, que lleva grabado a fuego la ciudad de Nápoles a tal nivel que ni las millonaria­s ofertas de la Juventus, Roma y de equipos punteros de la Premier League han conseguido moverlo. ‘Fino per sempre Marekiaro’

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