Una delirante tontería
Un falso documental sobre el mundo del tenis tiene a Kit Harington de protagonista
En pleno furor por los últimos episodios de Juego de tronos (tranquilos, aquí no hay ningún spoiler) quizá es el momento de recordarles que en la plataforma de HBO hay un falso documental (Insisto: falso, pero que muy falso) donde Kit Harington (el actor que da vida a Jon Snow) interpreta a una presunta estrella del tenis. Se trata de Siete días infernales (Seven days in hell). La película, del 2015, es delirante, rara y soez. Narra la trayectoria de dos supuestos grandes jugadores. Por un lado, Aaron Williams (interpretado por Andy Samberg), un personaje que recuerda muy poderosamente a André Agassi. Desde que mató a un juez de línea de un golpe de bola su carrera parecía hundida. Pero por motivos esperpénticos consigue regresar a su deporte y enfrentarse, en una final de Wimbledon, a la joven promesa británica Charles Poole (Kit Harington), un personaje que tiene aires (salvando las distancias) de un joven Rafa Nadal. En el quinto set, ninguno es capaz de superar al otro, y el partido dura una semana.
El falso documental cuenta con la participación de Serena Williams, Chris Evert, John McEnroe (e incluso de David Copperfield), que se interpretan a ellos mismos opinando sobre la trayectoria de ambos tenistas y valorando la eterna final de Wimbledon en la que se enfrentan. También participa el actor Michael Sheen (Masters of Sex) interpretando a un periodista deportivo deseoso de entrevistar (y manosear) a jóvenes promesas.
El sentido del humor, para que no les coja por sorpresa, es del estilo de las producciones de Borat: irreverente, vulgar, sin sentido… Pero son sólo cuarenta minutos y no tiene nada que ver con cualquier documental de tenis que hayan visto.
De hecho, el relato juega a parodiar los documentales de deportes, usando la estructura de guión y el lenguaje audiovisual más habitual de este género. En temática deportiva, Siete días infernales es una delirante tontería. Una tremenda estupidez que, si son de risa fácil, les asegura unas cuantas carcajadas o (en caso de extrema necesidad) saciar el mono de Jon Snow