Mundo Deportivo (At. Madrid)

¿Merece Gerard Piqué los pitidos? #Si #No

El central del Barça ha salido del foco de la caverna mediática, más entretenid­a en alentar los pitos a Bale y de ensalzar a Marco Asensio

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R iccardo Montilivo recibió un mensaje de Sergio Ramos después de que el central del Real Madrid de forma fortuita lesionase al lateral en el Italia-España celebrado hace un año en Turín. Seis meses de calvario, una rotura del ligamento cruzado anterior de la rodilla izquierda que le alejaba de los terrenos de juego y le sumía en una profunda decepción por la reacción de las redes sociales, incapaces de detener sus ataques al jugador ni estando lesionado. Nadie encontraba una explicació­n coherente a los vehementes ataques a Montilivo, que decidió seguir terapia para superar la presión y que espera jugar en el Bernabéu frente a Ramos demostránd­ole a todos sus ‘haters’ (odiadores) de twitter que no han podido con él.

Bonucci denunciaba esta semana en Coverciano, la sede de concentrac­ión de la selección azzurra, que le habían acosado en las redes, tildándole de traidor, mercenario, y cuantos insultos puedan imaginar después de dejar la Juventus para fichar por el Milan. La última vez que pudo sonreír Bonucci al repasar sus redes sociales fue cuando colgó la fotografía de su hijo mayor, Lorenzo, vistiendo la camiseta del Torino, rival de la Juventus. El crío se hizo del Toro en la guardería y lloró cuando su padre le invitó a celebrar con él en el césped el último scudetto de la Juventus. Así que para compensar tanto sufrimient­o organizó una cena para que su hijo conociese a

Andrea Belotti, estrella de los granata.

La selección italiana vive inmersa en el debate de si los ataques en twitter o facebook pueden alterar la carrera de un futbolista hasta rebajar su autoestima. El propio Bonucci utiliza a un motivador,

Alberto Ferrarini, que al margen de sugerir al defensa comer ajo “como hacían los soldados para mantenerse alerta y llenarse de fuerza antes de la batalla”, consigue con métodos castrenses que nada acabe afectándol­e, ni siquiera los insultos en las redes.

Gerard Piqué es uno de los futbolista­s más valorados por la selección azzurra y el más activo de la selección española en el uso de las redes sociales. Colecciona Piqué tantas frases ingeniosas como ‘zascas’. Pero en la previa del España-Italia, Piqué ha pasado prácticame­nte desapercib­ido. Si se habla de pitidos es para relacionar­los con Bale, porque el galés molesta en la progresión del hombre de moda, el que protagoniz­a todas las encuestas y los debates: Marco Asensio.

Y sí, Gerard, tenías toda la razón, la moda de que te pitasen con la Roja no surgió por generación espontánea, la caverna mediática más casposa buscaba un enemigo y claro, como a tí te va la marcha, encontraro­n en tu locuaz discurso y tus maneras de celebrar los títulos con el Barça al muñeco al que atizar.

En la previa de la Roja no hemos visto esas encuestas otras veces recurrente­s de ¿merece Piqué los pitos #Si #No? Piqué ya no interesa, no ahora que sólo se han disputado dos partidos de Liga y que vende más la necesidad de que el Real Madrid se deshaga de la BBC para dejar que Asensio e Isco se hagan con el control. Nada provoca más placer que pensar que dos jugadores con ADN Barça puedan convertirs­e en los líderes de la revolución blanca.

Así que Gerard, tranquilo, los que te piten en el Bernabéu desoyendo las órdenes de Sergio

Ramos serán los madridista­s a los que sigues cayendo mal, esta vez no habrá un mensaje orquestado, los que instigaban al escarnio (y que se las daban de buenos españoles pese a que pedían que pitasen a un jugador de España) están preocupado­s en otros menesteres y los ‘haters’ se han tomado un respiro.

(Y quede constancia, a Marco

Asensio no le puedo amar más)

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