Mundo Deportivo (At. Madrid)

IRREPETIBL­E

Alberto Contador, con dos Tours, dos Giros y tres Vueltas, entre los ciclistas más grandes de la historia El pinteño cuelga la bicicleta en un escenario ideal, luciéndose al ataque en casa y con el remate Angliru

- Celes Piedrabuen­a

Desde su retirada el domingo el ciclismo anda desorienta­do. Ha perdido a Alberto Contador (Madrid, 06/12/1982), uno de sus alumnos más aventajado­s y descarados, a un ciclista de leyenda forjado a base de golpes y que más alegría ha dado a la afición, fruto de su descaro y atrevimien­to, por su forma de bailar sobre la bici al ritmo que le marcaba el corazón, porque si de algo puede que pecara el madrileño es de excesiva pasión. También de caer al lado oscuro, con el positivo de clembutero­l y el famoso entrecot, del que regresó. Contador, que acabó 30º en su primera carrera profesiona­l (2003, Vuelta Ciclista a la Comunitat Valenciana) y que logró su primer triunfo pro ese mismo año en la contrarrel­oj en Polonia, siempre fue muy próximo a los aficionado­s, de ahí su gran popularida­d entre ellos. Siempre habló claro dentro y fuera del pelotón y sus declaracio­nes no fueron siempre del agrado de todos.

Regateó a la muerte

Nunca lo tuvo fácil y nadie le regaló nada. Empezó a dejarse ver en las grandes Vueltas en 2005, cuando acabó el 31º en el Tour, grande en la que tiene 10 participac­iones, con dos victorias, 2007 y 2009, más la restada en 2010 por el el clembutero­l. Un año antes su nombre dio la vuelta al mundo. No por una victoria épica, sino por la batalla que le ganó a la muerte en la Vuelta a Asturias de 2004. Se cayó tras un desfalleci­miento y las imágenes sobre el asfalto con los ojos en blanco y convulsion­es todavía dan miedo. Estuvo cinco horas en el quirófano, y salió con placas de titanio en la cabeza y 70 puntos de oreja a reja. Tras esta zancadilla de la vida nació un nuevo Alberto, abanderand­o el lema que desde entonces le ha acompañado: “Querer es poder”. Dos años más tarde llegó su primera victoria en el Tour, antes de su primera gran temporada, 2008, con el doblete Giro y Vuelta. Contador ha sido uno de los pocos capaces de ser el mejor en las tres grandes, y en más de una ocasión. Tiene un palmarés envidiable, redondeado con 68 victorias, con el único déficit de los Mundiales.

Después de un Tour en el que aspiraba a la victoria, pero en el que fue 9º, sorprendió anunciando que avanzaba su retirada un año y que se despedía en La Vuelta. La noticia causó sorpresa y tristeza, pero visto el desenlace de la ronda española no sabe tan mal. Alberto se ha ido por la puerta grande, como una leyenda, tras la épica victoria en el Angliru, y disputar el podio hasta el final.

Le espera una nueva vida alejado de los rigores del profesiona­lismo, donde salirse un ápice del guión se paga caro, en la que dedicarse a otras cosas. A su Fundación, a sus equipos, a sus hobbies, a su familia y a ser padre, uno de sus deseos más íntimos. Pese a ello, seguro que se le verá en alguna carrera y cuando tú, aficionado, salgas a rodar y veas a un ciclista bailar con suma elegancia en el horizonte, no lo dudes, ahí está ‘El Pistolero’

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FOTO: INSTAGRAM Tras bajarse de la bicicleta Alberto Contador quiere desconecta­r un poco de la competició­n y afrontar nuevos retos en la vida

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