18 años sin faltar a la cita
España encadena diez presencias seguidas en ‘semis’
España no faltará a su cita en la lucha por las medallas, un compromiso que parece ineludible en lo que llevamos de siglo. Con su victoria sobre Alemania, la Selección completa una racha de diez Europeos sin ausentarse de la ronda de semifinales, algo que sólo ha estado al alcance de los grandes combinados estatales de la historia, como la Unión Soviética en los años 50 o Yugoslavia a finales de los 60 y en los 70.
En total son 18 años con presencia en esta fase para el combinado español. La última vez que no lo logró fue en 1997, curiosamente en el campeonato jugado en Barcelona. Desde el Europeo siguiente (1999), España no se ha perdido una. El balance de esta serie es de tres medallas de oro, tres de plata, dos bronces y un cuarto puesto, a la espera del desenlace de esta cita en Estambul. Es decir, de las nueve presencias anteriores, ocho se han saldado con podio. Todo un hito que no se entendería sin la emergencia e una generación ganadora como la del 80.
La serie empezó en 1999 con una final perdida ante Italia en Francia (64-56). La presencia de los ‘júnior de oro’ se dejó notar ya en Turquía 2001 y eso supuso conquistar un bronce tras superar a Alemania en la final de consolación (99-90) con Imbroda como seleccionador.
En el Europeo de Suecia la España de Moncho López regresó a la final cayendo ante Lituania (9384). En el Eurobasket de Serbia, en 2005, España finalizó cuarta pero se recuperó en 2007, ya con la vitola de campeona mundial, para disputar la final en casa. La derrota ante Rusia (60-59) supuso acabar con la plata.
El desquite vino ya de la mano de Sergio Scariolo, que dirigió al equipo para conquistar el oro en Katowice (final ganada a Serbia por 85-63) y reconquistarlo en Kaunas en 2011 (superando a Francia en la final por 98-85). La ausencia de Pau Gasol dejó a España con un bronce que supo a poco en Eslovenia, tras ganar a Croacia en la consolación (92-66). La última edición, cuya fase final tuvo lugar en Lille (Francia), supuso la reconquista del oro tras un final brillante en el que se superó a los anfitriones en semifinales y a Lituania en la final (80-63)
El hito sitúa a la Selección a la altura de las grandes, como Yugoslavia o URSS