Final con acento español
Mario Mola y Gómez Noya se juegan el Mundial hoy en Rotterdam
Los españoles Mario Mola, último campeón del mundo y líder, y Javier Gómez Noya, único pentacampeón mundial de la historia y segundo en la general, se jugarán el Mundial de triatlón hoy en Rotterdam, sede de una Final que anuncia lluvia, promete suspense y que, salvo total desgracia, otorgará una nueva corona al deporte español. Mola, de 27 años, y Gómez Noya, de 34, que viene de ganar el pasado domingo el Mundial 70.3, de ‘medio Ironman’, en Chattanooga (Tennessee, EEUU), se juegan un título para cuya consecución, sobre el papel, parte con ventaja el mallorquín, que lidera con 3.701 puntos -340 más que el gallegoy al que le vale acabar quinto para revalidar victoria final.
A Mola, ganador este año en Gold Coast (Australia), Yokohama (Japón), Hamburgo (Alemania) y Edmonton (Canadá), también le valdría acabar sexto, si Gómez Noya -asimismo medallista de plata en los Juegos Olímpicos de
Londres 2012 y cuádruple campeón de Europa-, que se anotó la apertura de Abu Dabi y añadió emoción al Mundial al vencer claramente en la canadiense Montreal, es segundo en Holanda. Otro español, el talaverano Fernando Alarza, es cuarto en el certamen, con 3.172 puntos, 25 menos que el surafricano Richard Murray, que capturaría su primer título si gana, Javi no pasa del tercero y Mario no mejora el noveno en la seguramente lluviosa Rotterdam. Donde se nadarán 1.500 metros en las aguas del puerto, antes de pedalear 40 kilómetros en un circuito muy técnico y exigente; y correr otros diez.
Todos ellos mostraron su disconformidad con el trazado, que consideran, como mínimo, inseguro. Gómez Noya, máxima autoridad presente en Holanda, indicó que “jugarte un Mundial en este circuito no es lo más adecuado”. Mola, último campeón y líder, dijo que “es peligroso”; el mítico Raña indicó que es “la prueba más complicada” que ha visto en su carrera; y Alarza, afirmó no sólo que “es una auténtica vergüenza de circuito”, sino que, además, el agua del puerto holandés -el más grande de Europa, el segundo del mundo- “está contaminada”