Problemas con el protegido del Bayern
La vida en Múnich ha dejado de ser un cuento de adas para Thomas Müller. El niño mimado del Bayern es, ahora más que nunca, uno de los que más dudas genera dentro de un equipo en el que ha perdido el cartel de indiscutible.
No es de extrañar que la situación de Müller haya cambiado de un tiempo a esta parte. No es que haya pasado a ocupar el banquillo, sigue siendo principal para Ancelotti, pero ya no una pieza clave como lo pueda ser Lewandowski, Neuer o, incluso, Alaba. Todo ello porque desde su meteórica ascensión parece que ha quedado algo estancado. Debutó en la temporada 2008/09 con solo 18 años y, meses después, ya haría el gol en un partido de Champions Lea gue ante el Sporting de Lisboa en el que anotaría el gol de la victoria (2-1). Daba sus primeros pasos la nueva esperanza bávara . Dos años después ya formó parte del primer equipo de forma definitiva con una gran participación, firmando 13 goles y 11 asistencias en 34 partidos de liga, lo que le valió para ir convocado con Alemania al Mundial de 2010 en Sudáfrica. Allí fue la confirmación de que se trataba de una estrella. Con 20 años fue el máximo realizador de la competición anotando 5 goles y, además, repartiendo 6 asistencias.
Todo parecía ir perfecto pero la temporada pasada fue la del colapso. Una después de que hubiera conseguido su mejor registro goleador (32) en una temporada. Su participación con el Bayern fue mucho menor en la 2016/17 que en cualquiera de las otras campañas. Todo provocado por un rendimiento muy pobre del delantero. Marcó 9 tantos y, además, su complicado carácter tampoco le facilitó las cosas. La directiva bávara, y sobretodo Rummenigge, confían a ciegas en Müller, como lo han demostrado una y otra vez. No obstante, Ancelotti ya lo ha sustituido en cuatro de los seis partidos de los que ha jugado. Un situación que no agrada para nada al delantero que, este verano, ya tuvo en mente dejar el Bayern para irse al United. Las dudas se mantienen en Múnich