La rebelión permanente
Cuando personal y/o profesionalmente las circunstancias parecen insalvables, la única salida es persistir en la lucha para que acaben siendo opuestas
“Una persona no puede directamente escoger sus circunstancias, pero las circunstancias le pueden escoger a él”. Rafinha publicó en Instagram una fotografía en la que se le ve junto a su padre, Mazinho, recuperándose en el hospital de la operación de menisco a la que fue sometido. El doctor Cugat, cirujano que le practicó la intervención, trasladó a Twitter la reflexión del jugador brasileño del Barça.
Leída de un tirón la reflexión del pequeño Alcántara, uno no puede concluir otra cosa que no sea compartirla. Es verdad, nada en la vida depende directamente uno mismo y precisamente por eso, para alcanzar los objetivos es obligado huir de la resignación y/o el conformismo. El filósofo inglés James Allen (18641912) ya hablado de eso nada más estrenarse el siglo XX, cuando el autor publicó ‘Como piensa un hombre’ (‘As a man thinketh’). Suyas son estas palabras tan parecidas a las de Rafinha: “Una persona no puede directamente escoger sus circunstancias, pero sí puede escoger sus pensamientos e indirectamente -y con seguridad- darle forma a sus circunstancias.”
La autoayuda, como dicen que ocurre como la caridad bien entendida, empieza por uno mismo. Y más cuando no se puede esperar nada de nadie más que de uno mismo.
Rafinha añadía en el mensaje que su rodilla ahora está perfecta. Pero queda la recuperación y este chico lleva trabajando en ello desde el 7 de abril. Un calvario.
El no rendirse, por más palos que te peguen las circunstancias, es válido para cualquier que quiera cambiar las circunstancias. En ese parece que está Rafinha. Rebelado contra su coyuntura. Y así deberían estar todos los que no quieran que, ni en la vida ni en su profesión, la eventualidad se convierta una norma invariable. En dogma. En sumisión. Algo que, futbolísticamente, es aplicable a lesionados y disponibles.
Por ejemplo, Deulofeu y Alcácer -que están jugando poco más que el utillero- no pueden rendirse. La obligación de todo futbolista es rebelarse contra su entrenador para demostrarle que está equivocado. Y eso no se hace, damos por hecho que no lo están haciendo, bajando los brazos sino levantando las manos. Luchando cada día en cada entrenamiento. aprovechando cada minuto que tengan, para que el que manda acabe cambiando de opinión. La cosa es persistir para influir en las circunstancias hasta el punto de conseguir que sean antagónicas