Ha vuelto la Inquisición
Una de las páginas más negras de la historia de España (y que no hay pocas, por cierto) fue la del llamado tribunal de la Inquisición, allá por la Edad Media, destinado a combatir la herejía y perseguir a quienes profesaban otra religión que no fuera la católica. Los interrogatorios de los inquisidores llegaban a límites insospechados y si el culpable no demostraba su inocencia o no convencía al tribunal acusatorio, era sometido a torturas hasta que confesara su delito o abjuraba de su religión. ¡Ah! Fue fundada por los Reyes Católicos.
Versión moderna de aquella Inquisición fue el interrogatorio a que sometieron el pasado miércoles a Gerard Piqué los ‘torquemadas’ (el inquisidor jefe fue Tomás de
Torquemada) de la prensa madrileña que le estrujaron, para hacerle confesar su adhesión a la España intransigente, rancia y casposa a la que hemos vuelto de un tiempo acá. La moderna, abierta y dialogante no está y, por lo visto desde el 1-O, ni se le espera. Entre otras razones, porque no existe.
En aquel tercer grado, el alto coeficiente intelectual del interrogado desarboló a los inquisidores. Creo que Piqué ha dado excesiva importancia a un fenómeno que está organizado y alentado por pu…ñeteros madridistas desde el día que agradeció a Kevin Roldán los servicios prestados, cuando
Cristiano celebró su cumpleaños por todo lo alto tras haber perdido por 4-0 en el Calderón. Allí empezó todo. Desde aquel día Piqué ha sido silbado, tanto en entrenamientos como en partidos, porque a los instigadores les importa un pepino perjudicar a la selección.
Y seguirá porque el nacionalmadridismo extendió sus tentáculos y movilizó prensa (como se demostró en Alicante), peñas y seguidores. Para más inri, los inquisidores comprobaron que
Piqué era también demócrata y votaba sobre el futuro de su país. ¡El colmo! ¡Qué afrenta! Pero por más que proclamen que es España la que le abronca, no es así. A Piqué le abronca la madridista, la de la Inquisición, la del ‘a por ellos’, la de la porra, la del aguilucho y de la microcefalia