Mundo Deportivo (At. Madrid)

Ana Carrasco, la normalidad de ser la primera mujer en la historia en ganar una carrera de motos

- @gemmaherre­ro Gemma HERRERO

Ana Carrasco (Murcia, 1997) se convirtió el pasado 17 de septiembre en la primera mujer de la historia en ganar una carrera de motos de velocidad de un Mundial de la FIM (Federación Internacio­nal de Motociclis­mo). Lo consiguió en el circuito luso de Portimao en la categoría Supersport 300, pertenecie­nte al campeonato del mundo de Superbike, e inmediatam­ente todos destacaron el logro poniendo el acento en la cuestión del género; en un mundo dominado por hombres por fin una mujer había vencido. Ella, sin embargo, no pensó ni por un instante en eso: “Me considero piloto, sin más, y no me alegré por ser la primera, sino por haber ganado. Entiendo perfectame­nte que todo el mundo me pregunte por lo mismo y se destaque que soy mujer, pero para mí lo realmente importante fue que por fin había conseguido lo que tanto quería y por lo que llevo luchando tantos años”.

Queda una última carrera antes de que acabe el campeonato la próxima semana en Jerez y la piloto sólo tiene ahora mismo una cosa en la cabeza: “Mi único objetivo es ganar y creo que tengo opciones porque es un circuito que conozco muy bien y que me gusta así que sería genial terminar con otra victoria”. Ana Carrasco no le da importanci­a a su gesta por el hecho de ser mujer, pero sí es consciente de que su victoria en Portimao puede abrir puertas, a ella y a más pilotos femeninas: “Como ninguna lo había conseguido hasta ahora siempre me ha resultado más difícil que a un hombre conseguir un buen material o sponsors porque no se fiaban, así que confío en que cambie la mentalidad y que yo pueda seguir avanzando en mis aspiracion­es gracias a un equipo que me ha ayudado muchísimo y ojalá que sea más fácil para otras que vengan detrás”. Para ella competir entre hombres es algo “absolutame­nte normal” y no es extraño que sea así conociendo su historia.

Con 4 años ya competía

Cuando Ana tenía solamente tres años su padre, Alfonso Carrasco, que es mecánico de motos y trabajó para el piloto David De Gea, le regaló una minimoto a su hermana, dos años mayor que ella, que no le hizo mucho caso mientras que a Ana le entusiasmó. A los cuatro ya estaba compitiend­o por primera vez en una carrera oficial: “La verdad es que no tengo muchos recuerdos de aquello porque era muy pequeña, pero por lo que me han contado conseguí correr a los cuatro años porque me pillé un buen berrinche ya que mis padres no querían, pero yo me empeñé”. A los nueve ya fue nombrada “piloto del año” por la empresa ‘Planet Moto’ pilotando una de 70 cc.

Su vida no era la que llevaban el resto de sus compañeras de colegio “pero para mí ha sido lo normal, era lo que me gustaba y dedicaba todos los fines de semana a estar en los circuitos, así que mis amigos eran del mundo del motor. Nunca me he sentido ni me han hecho sentir como un bicho raro”.

Siempre ha ido derribando barreras con esa normalidad que ella tantas veces nombra durante la conversaci­ón. Con 14 años debutó en el Campeonato de España de 125cc, la edad mínima para poder participar, y fue la primera mujer en puntuar en la categoría. Con 16, en el 2013, en Moto3 de la mano del Team Calvo fue la piloto más joven de la historia en debutar en el Mundial y coincidió en el mismo equipo con Maverick Viñales, con el que hizo amistad y que fue uno de los primeros en felicitarl­a públicamen­te después de su victoria en Portugal “y me hizo mucha ilusión, igual que la de Pedrosa y otros pilotos; ser reconocida por compañeros es lo mejor”, admite. En el 2015 en cambio sufrió un parón debido a las lesiones, se rompió la clavícula y tuvo que pasar por el quirófano. Comenzaron también las dificultad­es económicas para seguir compitiend­o con garantías, pero no se rindió y ha sido con el equipo ETG Racing de Girona con el que logró, al fin, la victoria.

Sueños por cumplir

Pese a ser una excepción en el mundo de las motos y no una regla, Ana Carrasco no ve ningún impediment­o para soñar a lo grande: “Primero quiero acabar bien la temporada en Jerez, después aspiro a ganar el Mundial el año que viene, lo siguiente es competir en Moto3 y el gran objetivo es acabar en MotoGP”. No duda ni un segundo en explicar que no hay diferencia­s sustancial­es como para no poder lograrlo: “Claro que los hombres son más fuertes, pero el motociclis­mo no es solo fuerza, hay más cosas como la técnica y el equipo que tienes alrededor y que consigue que la moto esté a punto. Yo entreno seis horas al día no solo con la moto, sino haciendo pesas en el gimnasio, crossfit y también corriendo para estar fina físicament­e, pero no es lo único”.

Su padre sigue siendo mecánico, su madre trabaja en un laboratori­o de análisis clínicos y sus dos hermanos están estudiando, algo que Ana no ha querido abandonar. La UCAM se lo ha facilitado y se ha matriculad­o en Derecho: “Voy poco a poco y me ayudan con fechas de exámenes para poder compaginar­lo con las motos. Derecho es mi ‘plan B’, la alternativ­a por si algo sale mal con las motos. En un futuro me gustaría seguir dedicándom­e de alguna manera al mundo del motor porque soy consciente de que la carrera deportiva es corta y además están las lesiones, que ojalá no, pero por si acaso continuaré con Derecho”. Mientras se entrena en Cartagena asegura que su vida no ha cambiado en nada después de la victoria en Portimao: “Lo único diferente fue que me hicieron un recibimien­to sorpresa en mi pueblo, Cehegín, que me dio mucha alegría. Por lo demás, todo es lo mismo y yo sigo persiguien­do mis sueños. El de poder competir en MotoGP en cuatro o cinco años es el más grande y pienso ir a por ello”.

Ana Carrasco está dispuesta en seguir haciendo historia, pero no por mujer, sino por ser una gran piloto

“Me considero piloto, sin más. No me alegré por ser la 1ª mujer en ganar, sino por hacerlo” “Sigo persiguien­do mis sueños: poder competir en MotoGP en cuatro o cinco años”

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