Pasaporte a febrero
Ganar los dos partidos de octubre a Olympiacos representa aparcar la Champions durante tres meses y medio y poder centrarse en la Liga
Llega la semana de la Asamblea y resulta que el FC Barcelona - de manera comprensible para unos y/o incomprensible para otros - es líder en todas sus secciones profesionales: fútbol, basket, balonmano, hockey, fútbol sala y fútbol femenino. Una situación que entendemos coyuntural, que será cambiante pero que al mismo tiempo hoy es innegable.
La competición ha despejado más dudas que la planificación. Particularmente en lo que se refiere al primer equipo que, de la mano de Valverde, con naturalidad absoluta, ha ido superando exámenes con notable solvencia. El fin de semana pasado, la cita del Wanda Metroplitano se presentaba como la prueba del algodón y el Barça,futbolís tic a mente, la superó con solvencia. Cuanto más tiempo pasa desde el pitido final de
Mateu Lahoz, más parece que el equipo jugó los mejores minutos de la temporada por más acabara siendo la primera vez que no lograba el triunfo en Liga.
El empate, bueno antes de jugar y menos buenos después de haber jugado, sirvió para salir del campo del Atlético de Madrid con seis puntos de ventaja sobre el anfitrión y cinco por encima del Madrid. El Valencia, revelación, es segundo en la tabla a cuatro del líder tras el 3-6 al Betis. Unos números que en agosto se antojaban imposibles. O inimaginables.
Sin hacer un fútbol maravilloso pero siendo solvente, el Barça es máximo goleador y menos goleado tanto en Liga como en Champions, que reaparece esta semana en el Camp Nou con la visita de Olympiacos. Aparentemente, el más débil del grupo. Tanto, que si le preguntáramos a un aficionado medio apenas sabría darnos un par de detalles del equipo griego. Que Valverde , en su día, le hizo campeón y que su capitán, Botía, se formó en las inferiores del Barcelona.
Pero hay más. Sin duda. Olympiacos, siendo inferior al Barcelona, no es menos equipo de lo que puedan serlo el Málaga o el Deportivo. Dos rivales, citados a propósito, porque el Barça se dejó la Liga pasada en sus estadios. Había tanta diferencia que no se jugó a tope y el título acabó esfumándose de la forma más dolorosa. Sin haberlo competido al cien por cien. Justo lo que no puede hacer mañana ni el 31 de octubre, cuando se viaje a Grecia. El Barça, ante Olympiacos, se juega ganarse otro tramo de tranquilidad. Ganando los dos próximos partidos se olvida de la Champions hasta febrero. Un desahogo imponente para irse confirmando en la Liga