Vuelve la gente
EL CAMP NOU VUELVE a abrir sus puertas al barcelonismo tras el triste partido ante el Las Palmas con el estadio vacío con el que el Barça proyectó al mundo la conmoción por las graves cargas del 1-0. El último encuentro con el público sentado en sus butacas se remonta al disputado ante el Eibar, hace un mes. Vuelve el fútbol y con los cracks el murmullo inconfundible de unas gradas ansiosas de emociones, pero nada es lo mismo mientras sigue la agitación callejera. El duelo ante el Olympiacos se jugará bajo el marco de la tensión que se vive en Catalunya, acentuada con las dos encarcelaciones del pasado lunes. El club desplegará un tifo con el lema ‘Diàleg, Respecte i Esport’ sin que su reclamación se aparte de las reglas que impone la UEFA.
EL OLYMPIACOS ES EL equipo más débil del grupo, lo que no variará el pragmático plan de Valverde de resolver el pase por la vía rápida con los mínimos cambios. El partido es idóneo para Paulinho, una especie de león enjaulado, el jugador antisistema que ha congeniado con el aficionado por su despliegue físico y humildad. El brasileño es prácticamente un delantero más, sin complejos en el disparo lejano. Si Deulo sale por la derecha por las buenas sensaciones en el Metropolitano, Digne, con solo 12 minutos en la Supercopa, tres ante el Betis y 90 ante el Eibar, jugará un test de supervivencia por la lesión de Jordi Alba. Existe un animado debate en los despachos de la secretaría técnica para mejorar esa posición. El ‘desaparecido’ Alcácer es la novedad del entrenador.
EL REAL MADRID NO intimida en el Bernabeú, donde solo ha ganado tres partidos de siete, ni recuperó su famosa pegada ante un Tottenham reservón del que sobresalió Kane (1-1). El empate deja el primer puesto abierto a la espera del duelo en Londres