La siesta de Adolfo Barbero
En Movistar+ evitaron explicar la protesta del público del Palau Blaugrana
El viernes, en el Barça Lassa-Olympiacos, Jordi Robirosa, narrador de TV3, comentó que desde el año 71 no había visto nunca nada parecido en el Palau Blaugrana. El público se sumó al acto de protesta iniciado por grupos de animación habituales del Palau, reivindicando la libertad de gobernantes y activistas catalanes encarcelados. Los primeros cinco minutos de juego el público se mantuvo en pie y en absoluto silencio. Los cinco siguientes gritando ‘¡Llibertat!’ y cantando Els Segadors.
Con tanto silencio se podía escuchar el chirriar de las zapatillas en el parqué como nunca. Y los gritos del público durante tanto rato llamaban la atención. Pero en Movistar+, el narrador Adolfo Barbero hizo caso omiso a la situación. Ni con la realización mostrando hasta siete veces el público en pie no explicaron nada. Con la gente gritando, Adolfo Barbero se vio obligado a mencionarlo con un comentario alucinante: “Ha salido de la siesta la afición del Barça Lassa y se ha despertado el equipo”. ¿Siesta? ¿Qué siesta? Barbero y Nikola Loncar estaban en el Palau. Aunque realización no pudo (o no quiso) mostrar la zona de pancartas de los Dracs, ellos sí tuvieron que ver que se trataba de una reivindicación. Más tarde, en un tiempo muerto, Barbero añadió: “Lo que estamos oyendo de fondo y la respuesta del Palau no va paralela a lo que está ocurriendo en la pista. Es obvio que va unido a los acontecimientos que se están viviendo en Catalunya en las últimas jornadas. Pero nuestro cometido aquí es contarles un partido de baloncesto”. No. El cometido de una retransmisión es contar lo que pasa en el Palau Blaugrana. Si se hubiese tratado de una pelea en la grada, bengalas, o un homenaje a un jugador con pancartas, se explicaría. Por supuesto, no hace falta opinar, ni recrearse en ello. Simplemente informar del contexto insólito: Del silencio, del público en pie y de los gritos. No pasa nada por contarlo. De momento, esto no lo han prohibido. Pero alegar primero una metafórica siesta y luego excusarse en que contarlo no es su cometido es hacer un flaco favor al periodismo, que es, no lo olvidemos, lo que también se hace cuando se narra un partido