Top Stegen

Que Ter Stegen haya sido el mejor jugador del Barça en los dos últimos partidos es una buena noticia que esconde otra no tan buena. O viceversa. El portero alemán, con sólo 25 años, se ha ganado estar entre los mejores del mundo gracias a sus intervenciones, su dominio del juego con el pie y su personalidad. Sin Claudio Bravo a su lado, Ter Stegen ha crecido pulverizando cualquier posible debate sobre un tema siempre tan sensible como la portería del Barça. Zubizarreta pudo equivocarse en algunas cosas, pero en la gran decisión de su etapa, la búsqueda del sustituto de Valdés, la clavó. Era su especialidad y no falló: encontró en Monchengladbach a un portero joven, bueno, bonito y, visto lo visto, barato. Su legado no puede ser más visible y simbólico. Cada vez que saca una mano Ter Stegen, Zubi nos guiña el ojo desde Marsella.

El momento dulce del alemán contrasta con el fútbol plano del equipo. Valverde ha dotado al Barça de una solidez defensiva elogiable y la prueba es que, después de la Supercopa, sólo ha encajado gol en 5 de los 18 partidos disputados. Y nunca más de uno.

Esa seguridad es tan palpable como la escasez creativa en la zona ofensiva. Ahí le cuesta crecer al equipo. Messi e Iniesta rompen el guión cuando pueden, pero el juego colectivo sigue siendo demasiado lineal. Esa falta de magia amplifica las dudas, internas y externas, sobre la capacidad de competir en todos los frentes hasta el final. En la Liga no se discute, pero ¿y la Champions?

Sin poder reprochar nada al trabajo de Valverde, uno se pregunta si esto es todo lo que puede ofrecer este equipo o si, simplemente, saliendo de la depresión veraniega se ha construido conscientemente una base firme para poder crecer a la espera de los refuerzos invernales, empezando por Dembélé. Ojalá sea la segunda opción