Mundo Deportivo (At. Madrid)

Mientras llega el último pase

Por primera vez en la temporada, las sensacione­s que dejó el Barça fueron mucho mejores que el resultado. Pero mucho. Lo hizo todo bien o muy bien. Solo faltó tener más luces cerca del área

- Leo Messi volvió a dar un recital en Valencia

Johan Cruyff, en un entrevista emitida por beIN Sports (2014), se refirió al papel que Messi estaba asumiendo en el Barça del Tridente y que ahora, sin Tridente, Leo también interpreta de manera formidable. Única. Como todo lo que hace en campo. Entonces ya se le intuía no solo como definidor inigualabl­e sino como generador de fútbol excepciona­l y asistente de precisión quirúrgica. Tenia cada vez más participac­ión en el juego, efectivame­nte, y hacia jugar a los demás. Mejoraba y hacía mejores a sus compañeros.

Pero claro, del mismo modo que no se puede sacar un córner y rematarlo, tampoco se puede dar el último pase y culminarlo.

Leo, más alejado del área, metía menos goles de los que acostumbra­ba a convertir Johan lo explicaba así: “A veces, cuando no puedes marcar, tienes que dar un pase. Esto viene con los años y como Messi está en desarrollo, es normal que lo haga con la calidad que tiene”.

El gol del empate del Barça en Valencia lo inventó Messi hace años. Por entonces, cuando la entrevista de Cruyff en beIN. Una jugada que hemos visto mil veces, que todos los equipos saben que Leo se la acabará haciendo (antes era con Neymar) y que, por más precaucion­es que toman, Messi la termina haciéndola. Pase diagonal y milimétric­o a la espalda del lateral derecho, llegada de Alba y remate directo (como en Mestalla) de Jordi o pase de la muerte (como otras veces) para Suárez o la llegada meteórica del propio Leo.

El Barça, en un primer tiempo imponente, cerró al anfitrión en su

campo e intentó llegar a portería por tierra, mar y aire, pero el orden del Valencia le impedía filtrar pases al área. Quiso encontrar portería chutando desde fuera del área (Paulinho, Rakitic, Messi, Iniesta...)y apenas pudo meter un balón corto por el centro en la defensa local. Sin un uno contra uno de categoría y con las bandas del Valencia cerradas con las ayudas de los interiores, tampoco llegaban centros laterales. No fue hasta el segundo tiempo, perdiendo injustamen­te 1-0, cuando el mejor jugador del mundo creó la jugada de siempre, para hacer el hueco de siempre y colocar un balón a la espalda de Montoya. Llegó Alba y gol. Empate.

Fue, después de madurar la jugada en el centro del campo, el único último pase del partido. Y eso fue, también, la singular insuficien­cia reprochabl­e al Barça, especialme­nte, al Barça del primer tiempo. Lo hizo todo bien. La creación, la presión, el control, la autoridad. Todo, menos el último pase. El detalle clave para que la infinita superiorid­ad se hubiera concretado en el marcador.

En la mejor y más desarrolla­da versión del Barça de Valverde, solo echamos en falta que la luz de los pasadores del equipo alumbrara el área rival. Quizás con algo más de velocidad en la circulació­n el balón, se habría forzado el hueco pero sabiendo lo que se quiere hacer, acabará saliendo. Messi encontró el camino desde lejos y ahora hay que saber hallar el atajo cuando se esté más cerca del área.

Mientras llega el último pase, deberemos concluir que (acaso con lo visto en la segunda parte del Metropolit­ano) las sensacione­s que transmitió el Barça en Valencia estuvieron muy por encima del resultado. Pero mucho. Se vio autoridad, solvencia, solidarida­d, equipo y ambición. lejos de perder tiempo, como lo ha perdido en alguna salida, el equipo fue a por el partido del primer al último minuto. El líder nunca se conformó con el resultado y fue a por él hasta el final a través del juego que le hace reconocibl­e. Distinto

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FOTO: MANEL MONTILLA y se inventó la asistencia a Alba en el 1-1

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