El victimismo blanco
La opinión generalizada coincide en diagnosticar que el Real Madrid está ocho puntos por debajo del Barça porque no está jugando tan bien ni es tan sólido como el equipo de Valverde. Sin embargo, cada vez que el equipo blanco no chuta el palco del Bernábeu pone automáticamente en marcha una campaña para desviar la atención, buscar excusas y culpar a terceros. De los creadores de “Mou, tu dedo nos enseña el camino” llega ahora a sus pantallas “los árbitros nos tienen manía”. En la vuelta de la Supercopa se organizó una pañolada, aunque no tuvo mucho seguimiento, para protestar por los cuatro partidos de sanción que le impusieron a CR7 por empujar al árbitro De Burgos Bengoetxea. El pasado sábado la grada de animación merengue mostró unas simbólicas cartulinas rojas y en cada partido se entonan cánticos contra los colegiados. La campaña victimista ya empezó la temporada pasada con una situación sin precedentes, la de que un equipo que ganaba con goles en fuera de juego protestara por los arbitrajes. De cómo eliminaron al Bayern de la Champions ni mu. La especialidad de Florentino es la de correr la cortina de las excusas.
Hace dos años, tras el 0-4 que el Barça de Luis Enrique le endosó al Madrid de Benitez ,el “ser superior”, como lo definió Butragueño, convocó una rueda de prensa para asegurar que “hay una campaña mediática contra mi y contra el Real Madrid”. La sustitución de la autocrítica por el victimismo roza el patetismo. Al Barça del Tata le birlaron una liga en el Camp Nou por un gol mal anulado y la afición culé despidió al Atletico campeón con una ovación. En enero pasado, tras el gol del Barça no concedido ante el Betis, Luis Enrique opinó: “Sigo con mi discurso: hay que ayudar a los árbitros y la tecnología les puede ayudar”. El domingo pasado, tras otro gol “robado” al Barça en Mestalla, Valverde recordó que “ha habido errores arbitrales que alguna vez también nos han beneficiado”. Fue una reacción digna de un gran deportista y de un inmejorable representante del club de los ‘valors’. Los aficionados y los árbitros deberían preguntarse qué club contribuye mejor a educar con el deporte. Definitivamente, el victimismo ha cogido el puente aéreo